Los escenarios de sucesión opositora
A menos de un mes de la primaria siguen las discusiones sobre los candidatos inhabilitados. Veamos los distintos problemas que pueden venir de un plan sucesoral (o de su ausencia).
La predicción más obvia que se podía hacer sobre la primaria era que iba a estar algo complicada. En un país con tan poca participación en la última elección, acostumbrado al desastre general de los partidos de oposición y ahogado en el pantano de partidos alacranes y opositores falsos. Fácil no sería, pero es bastante respetable que la Plataforma Unitaria Democrática se haya comprometido con llevarlo a cabo.
Los ataques han sido casi incontables, desde Diosdado Cabello amenazando el proceso llamándolo “ilegal” si no lo organiza el CNE hasta la ex-vice presidente de la Comisión Nacional de Primaria, María Carolina Uzcátegui, dedicando todos sus esfuerzos públicos a la suspensión de la elección. Opiniones en contra de celebrar la primaria el 22 de octubre no han faltado y una de las corrientes más populares de discusión es la situación de los candidatos inhabilitados.
No es secreto que María Corina Machado y Henrique Capriles Radonski están inhabilitados y, en principio, no podrán inscribirse en la elección presidencial de 2024. El hecho de que sigan en campaña nos ha dejado a todos preguntándonos qué nos depara el futuro. ¿Qué pasará si uno de ellos gana la primaria y no puede inscribirse? ¿Habrán protestas? ¿Llamarán a la abstención?
Algunos han tratado de contestar estas dudas con una propuesta: un plan sucesoral opositor.
¿Qué es y cómo se vería?
El qué es fácil de responder: ya que el gobierno está dispuesto a inhabilitar a sus rivales, la oposición debería acordar un mecanismo para sustituir al ganador de la primaria en caso de que este resulte inhabilitado.
El cómo es un poco más complicado.
Para que sea viable, los precandidatos de oposición tendrían que acordar la forma en que se escogería a un “suplente” que todos estén dispuestos a apoyar en la presidencial. ¿Sería el sustituto el próximo precandidato que sacó más votos en la primaria y sigue habilitado? ¿Sería alguien externo? ¿Escogerían a múltiples personas?
Un plan suena como buena idea y, en general, estoy de acuerdo que debería existir uno. Dicho eso, un plan sucesoral podrían adoptar muchas formas distintas lo cual hace que la discusión pública se sienta un poco etérea al hablar de algo tan abstracto. Quiero aterrizar un poco esa discusión para que encontremos los problemas estratégicos y prácticos que vendrían con un plan, así que veamos algunos ejemplos para luego ver cómo podrían desarmarse.
Dos modelos de plan sucesoral
Veamos dos resúmenes genéricos de posibles planes sucesorales para “evadir” el problema de las inhabilitaciones:
La lista compartida: En un post de julio, comenté la idea de que los precandidatos de oposición creen una lista juntos de posibles sustitutos en caso de inhabilitaciones. Los precandidatos podrían nombrar dos sustitutos cada uno, creando así un “banco” de opciones alternas. El ganador de la primaria tendría la facultad de escoger el sustituto que quiera del “banco” de opciones que todos acordaron previamente.
La próxima mejor opción: Los precandidatos podrían acordar que, en caso de que el ganador de la primaria esté inhabilitado, el próximo precandidato por orden de votación en la primaria se vuelve el candidato unitario de la Plataforma.
De ninguna forma presumo que estos son los mejores planes, meramente los uso de ejemplo para hacer el ejercicio de encontrar los problemas generales que existen con tener (o no tener) un plan. Muchos de estos problemas son algo genéricos, es decir, propios de tener o no tener un plan y no atados, necesariamente, a los mecanismos que un esquema particular pueda incluir.
Pero bueno, suficientes excusas, veamos cuáles son los problemas.
Los problemas de tener el plan
El primer gran problema que veo es comunicacional. Múltiples precandiadatos han insistido que la elección primaria es una especie de desafío al poder del régimen, un acto de rebeliosa expresión democrática en medio de la dictadura. Concuerdo con este mensaje de la primaria, implica que la oposición tiene las agallas para seguir adelante con lo que es correcto, sin importar lo que piensen en Miraflores.
Un plan sucesoral puede herir este mensaje de desafío ya que sería, por naturaleza, un desafío a la voluntad de los electores.
Imaginemos que la gente vota por Henrique Capriles quien, al estar inhabilitado, no puede inscribirse como candidato para 2024. Los electores hablaron, quieren que el candidato sea Capriles, ¿cuánto apoyo perdería la oposición si luego se nombra a un sucesor? Ahora pensemos en el caso de María Corina Machado quien ha insistido que esta lucha es “hasta el final”. ¿Qué pasa si no la dejan inscribirse y ella va y nombra a un sucesor? ¿Cuánto daño le haría eso a todo su esfuerzo electoral basado alrededor de desafiar al gobierno? ¿Qué pensaría la gente de ella y de la Plataforma si van y permiten que Maduro escoja al candidato rival?
Es cierto que esto sería todo culpa de Nicolás Maduro, es su gobierno el que inhabilitó a los candidatos y por ende sería él quien está arrebatándole a la gente su potestad de escoger a sus mandatarios. Pero estoy seguro de que a la oposición le costaría muchísimo comunicar bien esta realidad, ya hemos visto lo mal que manejan las redes sociales en comparación al chavismo.
Aunado a esto está el problema práctico de determinar por cuánto tiempo se lucharía por las habilitaciones hasta que toque empezar a apoyar, públicamente, al heredero designado, recordemos que habrá fecha límite para inscribir candidatos presidenciales. Esta realidad le da bastante cancha al gobierno para, mediante el CNE, complicarle la vida aún más a la oposición.
El carácter secreto del plan sucesoral, crítico para evitar más jugadas sucias del gobierno, se perdería al acercarse la fecha límite para postularse a la elección presidencial. Si un partido (habilitado) de la Plataforma Unitaria postula un candidato ajeno a la primaria se sabría de una que este es el heredero del ganador de la misma. Si el heredero va y se postula por cuenta propia tendría que cumplir con la recolección de las firmas del 5% del padrón electoral, requisito exigido por el artículo 53 de la Ley Orgánica de Procesos Electorales. Los esfuerzos concertados para alcanzar ese 5% traicionarían la identidad de los partidos que apoyan a este candidato repentino, revelándolo como el heredero, esto considerando que se adopte un plan como el de la lista compartida.
En el caso de irse por la vía de la próxima mejor opción, la fecha límite de postulación aún sería un serio limitante a la capacidad de luchar por las habilitaciones. Imaginen que Machado gana la primaria y luego vemos a Carlos Prosperi inscribiendo su candidatura a la presidencial sin que Machado o la Plataforma Unitaria se quejen. Sería demasiado obvio que la oposición esperaría que la gente vote por Prosperi, tanto así que podría seriamente debilitar el apoyo que puede recibir esa próxima mejor opción que ya de por si vendría de una posición débil al haber perdido la primaria.
Además, el plan de la próxima mejor opción puede tener otra debilidad de origen que es la inclusión de precandidatos de la primaria como herederos. Recordemos que la primaria se encuentra en aguas peligrosas y podría enfrentarse a un desafío legal del Tribunal Supremo de Justicia. Desobedencia de órdenes del TSJ podrían resultar en ihabilitaciones a varios (o todos) los precandidatos, lo cual los eliminaría a todos como opciones de herederos. Ciertamente, los intereses del gobierno de alcanzar la reelección, el reconocimiento internacional y el levantamiento de sanciones son factores limitantes para llevar a cabo acciones tan autoritarias pero bueno, algo a considerar siempre.
Los problemas de no tener un plan
Si la primaria la gana un candidato inhabilitado, como parece que ocurrirá, esta persona tendrá que luchar por su habilitación política para la presidencial de 2024. Esta lucha puede materializarse en varias formas distintas, pero creo que lo más probable es que sea por medio de un esfuerzo conjunto entre la oposición y Estados Unidos para negociar las habilitaciones. Por supuesto, Maduro esperaría algo a cambio, con lo más obvio siendo el levantamiento de algunas sanciones que faciliten el financiamiento de su campaña electoral y de los demás objetivos económicos del gobierno.
Este tema es bien delicado porque sería la cesión de algo que quiere el gobierno a cambio de la promesa de algo que quiere la oposición. Recordemos, el levantamiento de las inhabilitaciones no es garantía alguna de que los candidatos habilitados podrán realmente participar en la elección. El gobierno podría, en cualquier momento, volver a inhabilitar al candidato en caso de que sientan que las cosas se les van de las manos. Claro, eso resultaría en la reimposición de las sanciones pero Estados Unidos no podría hacer nada al respecto del dinero que ya hubiese entrado mientras las sanciones fueron levantadas.
Los meses de campaña y la victoria de tener un candidato habilitado podrían motivar a las personas a votar, volviendo a entusiasmar a una población que, entendiblemente, han perdido bastante la esperanza. Imaginen todo ese esfuerzo para motivar a la gente de nuevo, desperdiciado si no tenemos candidato el día de la elección porque los inhabilitaron/volvieron a inhabilitar/siguen inhabilitados.
Imaginen la construcción de todo ese movimiento y apoyo para luego no tener a nadie por quién votar. Sí, es cierto que eso sería culpa del gobierno y no de la oposición pero la gente aún se sentiría aplastada. Sentirían que volvieron a ser peones de un “juego de poder”. Sería otra catástrofe que solo beneficiaría al gobierno al desmotivar a los electores opositores una vez más.
No pretendo tener las respuestas a todos estos problemas, ni haber pensado en el plan perfecto que evitaría caer en las trampas del gobierno. Muchos de estos temas escapan de la conversación pública que usualmente se reduce a “son idiotas si no lo tienen” / “son idiotas si lo hacen” y creo que es importante que los consideremos antes de juzgar las decisiones de la Plataforma Unitaria.
Faltan pocos meses para que descubramos si al final adoptaron un plan o no, ya que bien podría ser secreto y no ser revelado hasta que sea necesario o sea inviable pero es bueno tener todas las posibles trabas en mente de una y, esperar, a que la oposición las haya contemplado también. Me gustaría muchísimo ver propuestas claras de posibles planes sucesorales, si las tienen coméntenlas o si las han visto en redes sociales también. Hay muchos factores por contemplar y, como todo tema político, es estúpidamente complejo.