Las fallas propagandísticas del PSUV
Cerrando locales, trancando puentes y clausurando hoteles, queda claro que el PSUV no sabe cómo responder al movimiento opositor y que el control de la narrativa se les va de las manos.
En noviembre de 2022 vi un comunicado de la Mesa de la Unidad Democrática en el cual se anunciaba la designación de miembros de la Comisión Nacional de Primarias. El comunicado era aburridisimo, un fondo blanco con lenguaje todo corporativo por encima, lo cual me llevó a revisar el perfil de la MUD en Instagram y, bueno, era así:
Ese era el feed de la cuenta de la MUD en Instagram el 16 de noviembre de 2022. Obviamente algo absurdo considerando que aquella red social es, evidentemente, visual por naturaleza. Las comunicaciones públicas de la oposición eran blandas, estériles, fastidiosas. Comparemos eso a una foto del feed del PSUV en esa misma fecha:
Muchísimo mejor, ¿no? Pues, creo que el PSUV era, indudablemente, un maestro de las comunicaciones políticas en aquel entonces. El chavismo había pasado décadas desarrollando una poderosa máquina propagandística que va desde las cuentas oficiales de entidades del Estado, a los canales de televisión nacionales, hasta las cuentas en redes sociales, las emisoras radiales comunales y hasta en las mismas paredes de los CDI y oficinas de atención al público a lo largo del país.
El control eficiente de las narrativas oficiales era una fortaleza considerable del partido de gobierno pero las cosas parecen estar cambiando.
La Revolución, supuestamente inquebrantable y sostenida por los eternamente-leales hijos de Chávez resultó desfalcada por uno de sus más grandes integrantes, un hombre que fue crítico para preservar el poder de Maduro y quien fue hasta Vicepresidente de la República. En cuanto a las elecciones, el chavismo dijo que no habría primaria, luego dijeron que no habría primaria sin el CNE, luego que no ganaría María Corina Machado, para luego acusarla de robarse los resultados, para después acusarla de egocentrismo y de ser incapaz de ponerse a un lado, para luego argumentar que la única opción viable era Manuel Rosales, para al final terminar aceptando al sustituto de Machado, Edmundo González Urrutia, como candidato presidencial.
Incluso, recuerden todo lo que esta gente se ha quejado de las sanciones solo para se las levanten a Elvis Amoroso y el hombre se siga quejando igual de que se las quitaron. Obviamente él tiene que quejarse, si no quedaría muy mal parado con sus jefes que siguen sancionados pero todo fue tan ridículo. Tan fársico.
En otras palabras, en el último año el chavismo ha sido incapaz de pegar una.
Esta farsa se ha extendido a redes sociales donde oficiales del gobierno, que antes hablaban y eran recibidos por bots replicando hashtags, ahora se calan desafíos, reclamos y burlas en sus respuestas. Esto puede parecer algo insignificante pero refleja que la gente ha ido perdiendo el miedo a las consecuencias de enfrentar al PSUV, sea cuan pequeño sea el desafío.
Esta pérdida de miedo también se ve en las calles del interior del país, abarrotadas por ciudadanos que reciben a María Corina Machado o Edmundo González Urrutia en sus recorridas de campaña. La respuesta que ha dado la gente en las giras que han ocurrido hasta ahora es bastante impresionante, con lugares remotos del país paralizándose para escuchar a Machado hablar.
Y la verdad es que al chavismo le ha costado mucho encontrar una respuesta para la popularidad de la campaña que ha ido armando la oposición. Como escribí hace un par de semanas, el PSUV ha estado organizando sus propias concentraciones y marchas, sea en apoyo a Maduro o “rechazo a las sanciones” pero, a pesar de la amplia maquinaria con la que cuenta el partido, los resultados no han sido los mejores.
Viendo lo difícil que es motivar a su propia base electoral de forma similar, el gobierno ha optado por intentar cortar los eventos de campaña opositores, donde “intentar” ha sido la palabra clave.
Para el inicio de campaña de Edmundo González Urrutia, el SENIAT fue y clausuró el Hotel El Recreo, donde González y Machado iban a hospedarse, en La Victoria, Aragua. El miércoles pasado, la misma autoridad tributaria cerró un restaurant en Guárico en el cual Machado se tomó fotos con las cocineras tras desayunar. Como si ya las cosas no fuesen suficientemente ridículas, el tráfico sobre el Puente María Nieves, que une Guárico con Apure, fue casualmente restringido justo cuando Machado iba a cruzarlo.
Esto último llevó a las bastante circuladas imágenes de Machado y sus militantes cruzando el Río Apure en curiara, enfatizando que eso es lo que significa su lema de “Hasta el Final”. Ese espíritu desafiante fue igualmente reflejado en aquel local cerrado en Guárico cuando al cartel de clausura del SENIAT le dieron respuesta con uno propio:
Desafío que ha seguido inspirando más actos similares, como el de este hombre en La Mancanilla, Apure, que le pide a Machado que entre a su local aunque luego se lo cierren.
Pero, ¿acaso el PSUV no pudo preveer este tipo de resultado? ¿De verdad no fueron capaces de pensar que estas acciones terminarían motivando más a la gente a votar en su contra?
Dudo que algún día tengamos una respuesta clara a esa interrogante pero, por los momentos, parece que estas decisiones han tenido efectos negativos para quienes las han tomado. Esto es curioso para un partido que siempre ha sido tan bueno calculando los riesgos de cada decisión que toma, que ha sido tan bueno manteniendo control propagandístico sobre la narrativa. Ya el PSUV ni puede esconderse detrás de aquella narrativa socialista de que solo van por los “oligarcas de la Cuarta”, persiguen a pequeños comerciantes por atreverse a recibir a un rival político.
Más que una clara estrategia para limitar la expansión del movimiento opositor, las acciones del chavismo se sienten como decisiones desconectadas que han sido tomadas sin pensarlo mucho, que han sido tomadas con algo de desespero por personas que no se han comunicado entre ellos. De ser una estrategia pensada en frío, pues, eso sería incluso peor porque si horas de reuniones estratégicas llevaron a este desastre entonces el PSUV no debería tener mucha esperanza en su capacidad de tomar buenas decisiones hacia futuro.
Estamos viendo pequeñas fracturas en el monolito chavista, fracturas que pueden ser corregidas pero que, desatendidas, pueden terminar derrumbando el obelisco.