La oposición necesita un plan público
Semanas después de la elección primaria, y con toda la propaganda oficial enfocada en el Esequibo, la oposición necesita volver a meterse en la conversación.
El 22 de octubre vimos a María Corina Machado arrasar con los resultados de la primaria opositora, asegurando más del 92% de todos los votos del día. Mientras que la victoria de Machado fue, sin duda, impresionante, lo que más me llamó la atención fue la cantidad de electores totales. Más de dos millones y medio de electores hicieron las colas alrededor de Venezuela y el mundo, demostrando que sí existe ese hambre de un cambio político y que, poco a poco, es posible volver a motivar a los venezolanos.
Después de la primaria, celebrada tras la firma del acuerdo de Barbados, nos quedó la misma gran pregunta de siempre: ¿ahora qué?
Machado puede haber ganado la primaria, demostrando ser la candidata con mayor capacidad para unificar el voto venezolano, pero muchos recordarán que sigue inhabilitada y que, encima de eso, el gobierno tratará de atravesar todas las trabas posibles para impedir una victoria opositora. Entonces, ¿qué hace la oposición ahora?
Mucho se ha dicho sobre las estrategias opositoras para salir del PSUV en las últimas dos décadas, mucho nos ha quedado de sus fracasos, aunque quizás no nos quede del todo claro cómo interpretar cada uno de los eventos que nos ha llevado hasta el presente momento. Entre las famosas críticas está que la oposición no ha sabido hablarle claro a la gente, que han jugado con las expectativas y no han podido manejar las emociones y opiniones. Reconozco que el trabajo que tienen los políticos de oposición no es fácil pero estoy completamente de acuerdo con que no han sabido comunicarse con nosotros.
Estas fallas comunicacionales han contribuido a que muchos se sientan frustrados con los esfuerzos para remover al PSUV, con un número no insignificante de personas equiparando a la oposición con el régimen o acusando a los partidos de haber contribuido a la permanencia de Nicolás Maduro en Miraflores. Es evidente que la oposición debe corregir estos problemas, algo que es más fácil de decir que hacer, pero creo que el primer paso es el más importante: el mensaje.
Un mensaje claro, comunicado a tiempo. ¿Mensaje de qué? Uno que resuelva esa gran interrogante que apunté arriba: ¿ahora qué?
El mensaje debe ser un plan, un plan estructurado de lo que la oposición hará de aquí a la elección presidencial de 2024 y lo que podemos esperar. ¿Habrán marchas? ¿Habrán protestas? ¿Tendremos eventos públicos donde la gente pueda hacerle preguntas a Machado u otros dirigentes? El plan nunca va a poder especificar todos los detalles ni ser 100% inamovible, ninguna estrategia puede mantenerse intacta durante su ejecución si se quiere tener éxito, recordemos que el rival también tendrá la suya y hará lo posible para desmantelar la de la oposición, pero el camino en general debe quedar claramente informado.
Se que hay quienes opinan que la estrategia no se debe comunicar porque así la conocería el rival pero estas críticas a veces olvidan que no se trata de dos ejércitos yendo a la guerra, no en el sentido literal. La mayor ficha de negociación que tiene la oposición (o que puede tener por cuenta propia) es el apoyo popular. Para mantener ese apoyo popular hay que motivar a la gente y para motivar a la gente hay que hablarles, de forma pública y clara.
Se, también, que algunos argumentarán que esto no es necesario porque ya el apoyo popular lo tiene la oposición, no creo que esto sea tan simple. Yo he visto las encuestas de popularidad que ponen la de Maduro por el suelo, he visto las protestas y vi a la gente salir a votar el 22 de octubre pero es crítico que recordemos que el apoyo electoral es como una ola en el mar, dinámico.
Las ofertas electorales son un día más populares, al siguiente menos, luego recuperan tracción, etc. Los movimientos electorales crecen, pierden apoyo, y van y vienen como el mar, nunca son estáticos. Los votos que sacaste en la última elección son los de la última elección, no los de hoy ni de mañana. ¿Cuántos movimientos electorales no hemos visto crecer y desvanecerse a los meses?
De no tener un plan público, la oposición arriesga que ese apoyo se desmorone poco a poco mientras las cosas van enfriándose. Recordemos que la elección de 2024 y la candidatura de Machado no van a ser la prioridad conversacional de todos los venezolanos a lo largo de este año que viene. Ya estamos viendo lo rápido que se posicionan otros temas de conversación, especialmente cuando el gobierno ve la oportunidad de sacarle provecho para tal fin.
Así es que estamos actualmente con la disputa entre Venezuela y Guyana por el Esequibo. El gobierno de Maduro no inventó la disputa, fue Guyana quien subastó derechos de exploración sobre bloques petrolíferos en aguas aún no delimitadas en septiembre. Pero el gobierno vió la oportunidad propagandística y el chance de enfriar las conversaciones políticas, entonces ahora tenemos un referendo público para el 3 de diciembre, ahora vemos propaganda en Twitter, Instagram, YouTube, la televisión nacional, etc. El Esequibo es solo un ejemplo, el primer tema que acapare la atención nacional, vendrán otros.
Si la oposición no tiene un plan público que muestre el camino por recorrer entonces estarán dejando que el gobierno controle la narrativa por su cuenta. En este tema deben ser proactivos, no reactivos, no se debe ceder la ventaja comunicacional en ningún momento. Recordemos que la balanza del poder favorece al régimen, así que toda ventaja que asegure la oposición debe ser conservada. Un mensaje claro con un plan claro a seguir, con eventos programados, te da la posibilidad de ser proactivo en la narrativa con la flexibilidad para adaptarte a lo que haga el gobierno.
De lo contrario nos quedamos con el silencio y el silencio es la muerte.