"Ustedes sólo quieren criticar."
El gobierno continuará con su desfalco inmesurable, pero más y más veremos a los oponentes ser etiquetados como obstáculos al progreso.
Mientras que el año pasado vimos como en el Hospital Universitario de Maracaibo arrastraban cadáveres por las escaleras porque los ascensores estaban dañados, el régimen de Nicolás Maduro se dedicará a crear una “experiencia de lujo única” en la Isla La Tortuga.
Desesperados por obtener inyecciones de dinero al país, el gobierno persigue la idea de la creación de “Zonas Económicas Especiales” que contarán con regímenes fiscales y aduaneros más favorables que en el resto del país. La Tortuga es solo una de las cinco Zonas Económicas Especiales que han sido creadas por los momentos, pero debido al proyecto que presentó el Viceministro de Economía, Finanzas y Comercio Exterior es la que ha obtenido mayor atención.
Este aumento en atención es totalmente entendible. El proyecto involucra la construcción de un aeropuerto internacional en la isla, así como la elaboración de 10 hoteles de lujo según “estándares internacionales”. El video promocional es verdaderamente impresionante, parece algo que veríamos en otro país:
Por supuesto, este proyecto terminará siendo agujero negro donde los amigos del gobierno depositen su dinero sucio, para luego retirarlo como “ganancias de negocios legítimos” una vez que los hoteles y demás atracciones turísticas estén operando. El resultado será el enriquecimiento de aquellos sentados en Miraflores, sus familiares, amigos y contratistas favoritos.
Hay quienes verán este tipo de negocio y pensarán “Wow, La Tortuga va a queda arrechísima.”
Sí, es totalmente posible que el resultado final sea un lugar comparable con Aruba o Curazao, lugares que el mismo Viceministro Héctor Silva identificó como “competencia”. ¿Pero cuánto dinero público se perderá en el proceso? ¿Cuánto más se afianzarán las profundas estructuras de corrupción protegidas por el régimen?
¿De verdad creemos que un país con un quinto de su PIB originando de negocios ilícitos repentinamente dejará pasar la oportunidad de seguir haciendo dinero sucio?
Creo, con algo de temor, que las críticas a este “proyecto” serán respondidas con comentarios como “Tú sólo quieres que el país siga mal.”
“A ustedes les encanta criticar, no hacen más nada.”
“Bueno, si no te gusta no vayas, nadie te está obligando.”
“¡En cuanto pasa algo bueno igual buscan cómo quejarse!”
Sí, esto lo escucharemos de Jorge Rodríguez en televisión, pero también se lo escucharemos a personas que conocemos. Quizás incluso lo escuchemos de amigos cercanos.
El que se queje de las terribles prioridades de este régimen será llamado “imperialista” por chavistas y “malas vibras”, “chimbo”, “criticón” por los demás.
Es posible que las personas que se opongan a lo que sucederá en La Tortuga sean etiquetadas como “obstáculos al progreso”, por aquellos que preferirán convivir con el régimen y los que buscan ser beneficiados por Miraflores. Ya hemos visto lo fácil que se arrodillan algunos:
Cientos de médicos marchan en las calles del país, año tras año, para exigir que se les pague lo que se les debe, para exigir que se arreglen los ascensores, para exigir la llegada de insumos. Los trabajadores del sector público también sufren del descuido criminal del gobierno mientras los pequeños negocios se desangran.
Pero La Tortuga tendrá clubes de yates, cinco opciones para alquilar jet skis, hoteles hermosos y podrás llegarle rápido y sin pasar calor en avión privado.
En un país normal hay espacio para que esas cosas existan también. Si individuos con dinero de sobra quieren organizar un club de botes de carrera eso es problema de ellos. Pero La Tortuga es problema de todos nosotros y es un problema de prioridades. Al final del día, será nuestro gobierno, jugando con nuestro dinero, lo cual afectará nuestras vidas. Todos tenemos derecho a estar molestos, a estar preocupados, a exigir (incluso a esta dictadura) que hagan las cosas bien.
No nos escucharán, pero es importante que no perdamos de vista lo que están haciendo. No podemos olvidar lo que implica, ni las consecuencias que traerá.