María Corina Machado y la primaria presidencial
Hacer malabares para mantener una identidad personal y mantener buenas relaciones con los partidos de la Plataforma Unitaria genera una tensión compleja.
¿Libertaria, conservadora, nacionalista, liberal?
Las discusiones sobre la corriente ideológica exacta de María Corina Machado han sido amplias a lo largo de los últimos años, creo que es incluso justo decir que sus posturas han cambiado. Pero algo que nunca ha cambiado es que ella ha mantenido su fama por ser ruidosa. Es directa cuando habla y parece siempre decir lo que piensa, en contraposición a otros como Henrique Capriles quienes suenen como políticos al hablar.
Capriles, a mi parecer, sufre de algo muy común con todos los políticos de carrera: suenan como robots.
Cada palabra, cada movimiento de mano, cada entonación suena planificada. Se siente como que estudió muy bien todo lo que iba a decir y hacer y, como consecuencia, suena todo muy falso. Como he dicho antes, Capriles hubiese sido un político muy exitoso en otro país e incluso creo que podemos concluir que ha tenido una buena carrera aquí en Venezuela. Después de todo, nadie ha estado tan cerca de sacar al PSUV de Miraflores.
Pero, pasados diez años de aquella elección contra Maduro, ya se nota que algo le falta. Sus palabras, sus movimientos de mano, su forma de expresarse cansan. Se sienten pasadas de época, de moda, correspondientes a un momento distinto en el tiempo.
Machado no ha cambiado tanto en su forma de expresarse en estos últimos diez años pero creo que su estilo y forma de ser son muy apropiadas para el momento actual. La gente se ladilló de los políticos clásicos a quienes culpan de no haber logrado nada. Creo que muchas de estas críticas son válidas, aunque igual creo que es importante que reconozcamos la magnitud del desafío al que se enfrentan. Sean válidas o injustas, lo cierto es que críticas contra los “mismos de siempre” sobran.
Esas críticas no parecen aplicar tanto a Machado. Ella es, por toda medida, una de las “mismas de siempre”. Machado lleva décadas en la política venezolana y estuvo involucrada en todas aquellas memorias que ahora se ven tan amargas viéndolas en retrospectiva: 2012, 2013, 2014, 2015, 2017…
Pero no se siente igual que los demás. Ella se ha salvado, en gran medida, de las críticas y la apatía con la que la gente ve a los integrantes de las directivas de Primero Justicia y Voluntad Popular. Quizás es porque no pertenece a uno de los partidos hegemónicos, aunque ya ese término creo que no aplica. Quizás es porque Machado no formó parte activa de los últimos fracasos de la oposición. Quizás es porque siempre ha tenido relaciones ásperas con los miembros de la Plataforma Unitaria, por lo menos en la última década.
Quizás.
Machado se siente fresca y nueva para muchos, aún siendo un constante de la política nacional. Es ruidosa, directa y seria, sin parecer demasiado retraída.
Pero esto no es una carta de amor a Machado, aunque ha sido bastante positivo hasta ahora. Hay cosas que me preocupan mucho camino a las elecciones del 22 de octubre pero, me preocupan más camino a las presidenciales (cuando sea que vayan a ser).
Tengo preocupaciones con sus posturas políticas que, a lo largo de los últimos años, han parecido acercarse un poco a los lados más feos de la derecha pero eso no me importa hoy. No me importa porque nosotros vivimos en un régimen autoritario y mi prioridad ahorita no es tener el presidente perfecto, es tener un presidente democrático.
Esa debe ser el principal objetivo, la redemocratización del país. Si no nos gustan las políticas o posturas de quien sea que saque al chavismo de Miraflores, pues, los sacamos a ellos también. Esa es la magia de la democracia.
Pero eso no es posible en estos momentos entonces mi principal objetivo es empujar al PSUV. Empujarlos duro en la presidencial porque al PSUV les importa.
Ellos quieren ganar. No legítimamente, no, porque ellos emprenderán todas las acciones necesarias para torcer el resultado en su favor pero algo que desean es sacar más votos que la oposición. Ellos anhelan el apoyo público porque eso los legitimiza frente a la comunidad internacional. Eso los podría llevar al levantamiento de sanciones y su reintegración a los mercados globales de los cuales han sido removidos.
Quieren tener más votos. Por razones lógicas de estrategia básica, es el trabajo de todo opositor impedir ese resultado. La forma de lograr eso es sacando más votos que ellos y obligándolos a tomar decisiones incómodas y que les podrían traer consecuencias negativas.
Quien sea que gane la primaria deberá unificar los votos de la oposición, venciendo la apatía existente y aprovechando las estructuras partidarias de los vencidos.
Aquí es donde me preocupa Machado.
A lo largo de los años, ella ha logrado mantener su identidad separada de aquellas de la Plataforma Unitaria. Lograr esa separación ha, necesariamente, resultado en divisiones con los líderes de los partidos grandes que integran la Plataforma. Partidos con maquinaria y estructura nacional profunda que lograrán movilizar a cientos de miles de personas el día de la elección. Esto es algo que Machado necesita y que no tiene.
Ella sabe eso bien pero también entiende que debe mantener su marca, debe seguir siendo individual, debe seguir existiendo como alternativa a partidos como PJ, VP y todos los demás de su índole. Esa es una tensión que ella debe manejar y que a veces termina exponiéndola a quedar aislada, como hace unos días cuando se quejó de la insistencia de la Comisión Nacional de Primaria de solicitar la asistencia del CNE.
“Con o sin primarias nos vemos en el 2024”
Eso suena a una amenaza y las dirigencias de VP y PJ son notoriamente reaccionarias e interesadas. No les va a gustar el tono de amenaza.
Mientras más nos acerquemos a la primaria, más tensiones veremos entre Machado y sus rivales cercanos, quienes deberán volverse aliados el 23 de octubre una vez que ya sepamos quien ganó.
Esto lo he escrito enfocado en ella porque genuinamente creo que puede ganar la primaria y realmente me preocupa que, por malcriadez o molestias genuinas, Machado quede aislada por los partidos de oposición y que estos terminen haciendo un trabajo flojo camino a 2024.
Yo entiendo muy bien que el posible egoísmo de Voluntad Popular o Primero Justicia no es culpa de Machado. Yo entiendo que ella no puede controlar lo que ellos piensen o decidan. Pero algo que Machado sí puede hacer es aprender a adaptarse, maniobrar, encontrar acuerdos comunes y asegurar su posición en la coalición opositora.
No es una posición fácil, hay mucho que malabarear.
Ojalá lo logre.
Lo de los partidos del establishment son capaces de cede ante el sátrapa de Miraflores para enterrar a Machado que darle su apoyo. Ya ocurrió con CAP II.