La sombra de 2018 y la renuncia de María Carolina Uzcátegui
Mientras que la elección de 2024 se parece más y más a la anterior, la Primaria continúa descarrilándose.
No quiero ser terriblemente repetitivo con este punto pero, mientras más nos acercamos a 2024, más se parecen las próximas elecciones a aquellas boicoteadas por la oposición en 2018. Desafortunadamente, no he visto a ninguno de los precandidatos más populares resaltar esto y ninguno ha logrado dejar claro cuáles son las diferencias que existen entre ambas elecciones. De seguir así será bien difícil convencer a suficientes personas de que vale la pena volver a la vía electoral y, sin ese apoyo masivo, no nos acercaremos a la tan ansiada transición democrática.
Este post será un poco distinto a los que normalmente escribo cada semana que tienden a enfocarse completamente a un solo asunto. Hoy trataré varios puntos distintos que me han llamado la atención a lo largo de los últimos días y que todos están unidos por la Primaria de la oposición que se celebrará (en teoría) en octubre de este año.
La renuncia de María Carolina Uzcátegui a la Primaria
El miércoles 26 de julio se conoció la renuncia de la vicepresidente de la Comisión Nacional de Primaria, María Carolina Uzcátegui. Uzcátegui es la segunda integrante de alto perfil en renunciar tras la salida de Rafael Arráiz Lucca, suplente del Presidente de la Comisión Jesús María Casal, quien se apartó el 16 de junio.
Uzcátegui parece haber dejado sus pensamientos sobre su renuncia en una carta, cual fue publicada por AlbertoNews en su página web. Los motivos de renuncia tienen un aire, como dijo Raúl Castillo en Twitter, de ingenuidad, algo que creo que se evidencia bastante en este párrafo:
“El tratamiento que se ha dado a los votantes en el exterior no ha sido sincero, pues no se cuenta con las capacidades necesarias para atender una diáspora que, en su mayoría, no podrá participar en el proceso electoral del 2024 gracias a la política sistemática de exclusión sostenida en los últimos años por parte del Gobierno Nacional”.
Dudo que esto sea algo que Uzcátegui descubrió ahorita, obviamente no. Pero es algo tan extraño para incluir en una carta sobre tu renuncia de la institución que organiza la primaria opositora.
Además de la cita de arriba, Uzcátegui menciona que, en su opinión, no están dadas las condiciones técnicas para garantizar que los resultados del voto manual sean “un fiel reflejo de la voluntad” de los participantes y para que la misma sea una Primaria “inclusiva”. Lo único que puedo decir en cuanto a esto es que las cosas obviamente iban a ponerse difícil en algún momento. Organizar un proceso democrático con todas las trabas que pone la dictadura de Maduro no iba a ser fácil y la Primaria nunca iba a ser perfecta. La perfección nunca debió haber sido el objetivo de nadie aquí, el objetivo debía ser lograr la mejor primaria posible. La dictadura nos ha arrebatado, poco a poco, todos los espacios democráticos y ahora parece que la primaria se puede terminar cayendo con ayuda del peso de sus integrantes (aunque el chavismo contribuyó sus varios kilos de granos de arena).
Una línea que ha sido algo controversial es la siguiente:
“Me duele asumir que este proceso de primaria está siendo utilizado por intereses que, lejos de creer en la fortaleza del proceso democrático electoral, hoy juegan a enrumbarnos por proyectos personales y no colectivos.”
He visto especulación de que se refiera a María Corina Machado pero, honestamente, podría fácilmente aplicarle a todos los precandidatos presidenciales
Por último, la carta inicia con Uzcátegui mencionando que “no puede guardar silencio” frente a decisiones que pueden llevar a “más desesperanza en los millones de venezolanos que han depositado su confianza en nosotros”. ¿Saben qué genera más desesperanza? Que los miembros de la Comisión se rindan antes de llegar a la Primaria.
Es posible que el proceso interno sea un absoluto desastre, después de todo hemos visto una serie de retrasos e incumplimientos al mismo cronograma que fijó la Comisión (hasta la fecha de publicación del cronograma tuvo que retrasarse) y que Uzcátegui prefiere salvarse antes de tener que ponerle su nombre a un proyecto que termine en llamas. Sin embargo, creo que los miembros de la Comisión tenían que entender, desde antes de aceptar formar parte, que este es el tipo de proyecto con el que llegas a puerto o te hundes, no valen salvavidas.
Con el tiempo veremos pero ojalá quienes continúan en la Comisión lleven el proyecto hasta su conclusión.
Ahora viene otra pregunta bastante interesante: ¿Cuáles son las condiciones técnicas mínimas para organizar la primaria?
Con esto me refiero a dudas sobre la cantidad de centros de votación que estarán disponibles ese día. ¿Cuál es el número mínimo aceptable? Soy de la creencia firme de que la primaria debe organizarse así sea con un solo centro de votación por municipio. Uno por municipio es más representativo de la voluntad popular que cero. De todas formas, nadie que tenga interés en la participación ciudadana puede, racionalmente, caer en el error de cancelar la primaria solo porque no sean tan representativas como nos hubiese gustado. Una vez más, no permitamos que un ideal de perfección sea enemigo de lo posible.
La apatía pesa
La esperanza popular de lograr un cambio por medio de elecciones ha sufrido muchísimo a lo largo de los años, especialmente después del arrebato de las elecciones legislativas de 2015. En febrero escribí sobre esta perspectiva y sobre cómo la parte más importante de cualquier estrategia electoral será demostrarle a la gente que el resultado puede ser protegido.
Es bastante preocupante, entonces, ver que han pasado ya cinco meses de campaña y aún nadie ha podido concretar un camino hacia la victoria electoral. Cuando digo “victoria” no me refiero a sacar más votos que el chavismo, me refiero a lograr que el resultado sea respetado.
Algunos dirán algo como “la estrategia no se le comunica al enemigo” para justificar que la oposición sigue pretendiendo que todo está bien y que no hay que hablar sobre cómo vencer un fraude del gobierno. Este tipo de explicación presume que la oposición sí tiene un plan y simplemente no nos cuentan para que el gobierno no lo sepa y no se les adelante. Esto es una terrible justificación de incompetencia básica.
La oposición no tiene “tropas”, ellos le hablan a los ciudadanos venezolanos y son los ciudadanos quienes tienen que ser convencidos de que esta vez las cosas serán distintas a lo que llevamos años viendo. Nadie puede culpar a la gente por no tener fe ciega en los líderes de la oposición.
Sin una estrategia claramente comunicada (y factible) no se logrará motivar a la gente para que vayan a votar en masa. La mayoría electoral y políticamente motivada es el primer paso camino a lograr una transición. Si no se comunican bien las cosas entonces no se logrará tomar ese primer paso.
Un cuento muy similar
Durante el debate del 12 de julio entre los precandidatos de la oposición, María Corina Machado dijo que “esta vez sí la vamos a ganar a Maduro.”
¿Por qué?
¿Por qué esta vez sí y no la anterior?
La oposición se organizó para llamar a la abstención general en la elección presidencial de 2018. Entre las razones citadas para evitar participar en aquellas elecciones teníamos que habían sido ilegalmente convocadas por la Asamblea Nacional Constituyente, había un número absurdo de candidatos inhabilitados, existía un CNE claramente parcializado y no se permitiría la observación electoral imparcial.
Ahora vienen las próximas elecciones y resulta que los principales candidatos de oposición están inhabilitados, no hay CNE y el chavismo amenaza a los observadores electorales de la Unión Europea con que no volverán a Venezuela.
¿Entonces? ¿Qué diferencias hay entre 2018 y 2024?
¿Ustedes pueden creer que esta gente sigue sin dejar claras las diferencias? Se han limitado a repetir las mismas frases pavosas de “esta vez sí”, “este gobierno no es popular”, “no podrán con todos”.
Con esto no quiero decir que no existan diferencias, sí las hay, como he dejado claro en el pasado:
Sorprende ver cuánto le ha costado a la oposición hablarle claro a la gente, dejando atrás las consignas aburridas que hemos escuchado miles de veces en el pasado. El gobierno cada vez apreta más la soga, demostrando que se creen incapaces de ganar una elección, lo cual debería llevar a mayor comunicación por parte de los políticos opositores. Pero, a finales de julio, aquí seguimos, con palabreo vacío y sin comunicación clara y viable.
Duele ver que se ha aprendido tan poco.