La situación política en Venezuela y Guyana
Veamos las posturas de ambas naciones, los intereses de sus gobernantes y las ambiciones de sus oposiciones.
Este es el segundo post en una serie sobre la disputa entre Venezuela y Guyana por el territorio de la Guayana Esequiba. Hoy vamos a ver la situación política interna de ambos países y los intereses de sus gobernantes y posturas de sus oposiciones políticas. Pueden encontrar todos los posts de la serie mientras se vayan publicando acá.
Venezuela y el chantaje político
La reclamación de Venezuela por el Esequibo es una historia de inconsistencias, algo que ha quedado claramente demostrado durante los gobiernos chavistas de las últimas dos décadas. Las fuertes palabras de Chávez sobre la Guayana Esequiba, que sus seguidores tan felizmente replican hoy en día, se quedaron en el pasado rápidamente cuando aquel mandatario buscó comprarse la lealtad de las naciones caribeñas para satisfacer sus ambiciones continentales.
Chávez seriamente comprometió la integridad de la reclamación venezolana, como recuenta Víctor Amaya en una nota excelente para Diario Tal Cual, pero ahora sus herederos del PSUV actúan sorprendidos por las acciones de Guyana sobre el territorio. La realidad es que el gobierno de Nicolás Maduro tiene varios intereses con el Esequibo y poco tienen que ver con lo “históricamente correcto” o por algún sentimiento patriota que les pueda nacer del corazón.
Algo que no ha faltado durante el mandato de Maduro son predicciones de que el PSUV está a punto de caer, el hecho de que sigan en el poder debe templar cualquier predicción o análisis de ese estilo. Que el gobierno de Maduro siga en pie no significa que no ha tenido momentos difíciles pero debemos cuidarnos de caer en narrativas triunfalistas (desde el punto de vista opositor) o apocalípticas (desde el punto de vista chavista). Dicho eso, sí creo que el gobierno está actualmente pasando por uno de esos momentos difíciles. Voy a establecer las premisas de mi hipótesis para luego explicar mi razonamiento:
El chavismo está en su punto de menor popularidad y lo saben.
El gobierno de Maduro se encuentra en una posición financiera bastante complicada.
Quieren el levantamiento permanente de sanciones y saben que la mejor forma de lograrlo es ganando una elección reconocida por Estados Unidos.
Creen que, al día de hoy, no ganarían dicha elección.
Explico.
Durante las elecciones regionales de 2021, el chavismo alcanzó el peor resultado electoral que han tenido en su historia. Bien es cierto que, gracias a una oposición muy fracturada, el oficialismo se llevó la gran mayoría de las gobernaciones y alcaldías, pero es imposible escapar la realidad de que no lograron juntar ni cuatro millones de votos. Es tanto así que en aquella elección vimos más votos a favor de candidatos ajenos al PSUV que por los candidatos chavistas. Esta fue la primera gran demostración de que las bases del PSUV se habían vuelto más difíciles de motivar y movilizar a su favor.
Desde entonces, el chavismo ha enfrentado otros golpes a su popularidad, principalmente motivados por las dificultades económicas, tal como vimos durante las protestas sindicales, gremiales y laborales que iniciaron en agosto de 2022 y atormentaron a Maduro casi todos los días hasta mediados de mayo. En marzo, el gobierno inició una purga de “indeseables” internos donde aprovechó de culparlos por la destrucción del patrimonio público y la grave situación económica, una confesión masiva de incompetencia. Luego, el primero de mayo, Maduro no anunció un aumento al salario mínimo por segundo año consecutivo, esto a pesar de las protestas y la purga. Creo que esto apoya la hipótesis de las dificultades financieras.
El chavismo necesita asegurar su situación financiera para asegurar su permanencia en el poder y saben que un gran obstáculo para ello son las sanciones institucionales sobre el sector petrolero que ha impuesto Estados Unidos. La presión sobre el gobierno ha sido tanta que, después de llorar que no volverían a la mesa de diálogo sin la liberación de Alex Saab, pues… volvieron a la mesa de diálogo. El chavismo firmó un acuerdo con la oposición comprometiéndose a respetar la primaria del 22 de octubre y, a pesar del hostigamiento que hubo, el gobierno no detuvo la votación aquel día (ya hablaremos de lo que ha pasado desde entonces).
Todo lo anterior los lleva a querer ganar una elección presidencial justa y transparente pero saber que no pueden hacerlo al día de hoy. Así llegamos al referendo consultivo que será celebrado el 3 de diciembre. Cubriré el referendo, y la trampa política que es, en detalle en otro post más adelante pero por ahora es importante que sepamos que es mero chantaje político. El gobierno sabe que, constitucionalmente, la Guayana Esequiba es Venezuela y, por ende, no hay nada que consultarle a nadie. El PSUV busca armar un circo nacionalista para motivar el voto a su favor, especialmente ahora que vieron los resultados de la primaria opositora y se han llevado tremenda sorpresa.
El gobierno sabe que nada motiva y unifica a una nación dividida como un enemigo externo por eso es que, repentinamente, les importa el Esequibo. Además, aprovecharán de culpar a la oposición de colaborar con Guyana y Estados Unidos para despojar a Venezuela de su territorio. Encima, en vista de los acuerdos firmados en México en 2021 y Barbados este año, el gobierno acusar a la oposición de entorpecer el referendo, violando así los acuerdos que tenían firmados.
La oposición venezolana y el gobierno están unidos (en teoría) en su posición oficial sobre el Esequibo. Ambos bandos políticos reconocen el territorio como venezolano, aunque los intereses aquí van a diferir. El gobierno busca usar la disputa territorial para motivar el voto a su favor y debilitar a la oposición, sin que les importe realmente el resultado de la disputa. Personalmente, creo que el gobierno sabe que Venezuela perderá la disputa legal.
La oposición está en una posición interesante, deben dejar claro que apoyan la reclamación venezolana sobre el Esequibo sin caer en propaganda chavista y sin ayudar a Maduro. El trabajo que tienen en estos meses no está fácil, menos aún con los organizadores de la primaria siendo perseguidos y hostigados por el gobierno.
Los objetivos de Guyana
Desde que ExxonMobil descubrió la viabilidad económica del bloque Stabroek en 2015, Guyana ha tenido un gran interés en resolver la disputa territorial por el Esequibo y así mitigar los riesgos legales y prácticos que enfrentarán sus contratos con empresas petroleras que busquen explotar los recursos de la región. Guyana ha buscado resolver el conflicto por la vía legal, respaldándose en el Artículo IV del Acuerdo de Ginebra de 1966, argumentando que el Secretario General de las Naciones Unidas tiene potestad para decidir el conflicto y que este eligió a la Corte Internacional de Justicia como el mecanismo para dirimir la disputa. La Corte se ha declarado competente para conocer el fondo del asunto, a pesar de las protestas de Venezuela. Por los momentos, el 14 de noviembre habrá audiencia para que la Corte escuche los argumentos de Georgetown solicitando que la Corte ordene la suspensión del referendo de Venezuela.
Es evidente que Guyana cree que ganará en la vía legal, por eso su insistencia y la resistencia de Caracas, por lo cual podemos esperar que aquella nación continúe su explotación de los recursos naturales y el desarrollo de proyectos locales. El Presidente de Guyana, Mohamed Irfaan Ali, tomó posesión del cargo en 2020 y ya puede anotar la subasta de derechos exploratorios en el Esequibo como una victoria de su mandato. Ali puede actuar como Presidente una vez más por otro período de 5 años, lograr una decisión judicial a favor de su país casi que le garantizaría a su partido aquella victoria parlamentaria.
La llegada de Ali al poder fue algo turbulenta, el partido anterior perdió una moción de confianza en la legislatura, forzando una elección general que fue marcada por irregularidades y en la cual se proclamó al partido de David Granger (el Presidente anterior) como victorioso. Tras la intervención de CARICOM, Estados Unidos y la Unión Europea, se logró acordar un recuento de los votos, donde el partido de Ali se llevó la mayoría por solo dos plazas parlamentarias. Desde entonces, la popularidad de Ali ha crecido bastante, con encuestas del 2022 dándole una popularidad del 72% entre encuestados.
Si bien es cierto que el partido de Ali (Partido Pogresivo/Cívico del Pueblo) solo se llevó la mayoría (por poco) en dos de las regiones administrativas de la Guayana Esequiba, los nuevos proyectos agriculturales, turísticos y petroleros anunciados podrían ayudar con su popularidad en el territorio. A todas estas, la oposición política, liderada por Aubrey Norton y el partido del Congreso Nacional Popular, ha cerrado filas detrás de Ali en lo que ven como un conflicto existencial contra Venezuela. Creo que la perspectiva guyanés es entendible, la Guayana Esequiba reclamada por Caracas equivale a más de dos tercios de todo su país, con Surinám reclamando otra porción de la región de East Berbice-Corentyne.
A pesar de las dificultades internas que plagan Guyana, ha quedado más que claro que Venezuela enfrentará un rival unido en Georgetown, mientras que Guyana enfrenta a un país sumamente dividido.
Este post fue algo largo pero espero que haya ayudado para refrescar las posiciones de cada una de las partes internas de este conflicto, incluyendo las diviones políticas venezolanas. La geopolítica, por supuesto, no ocurre en un vacío, hay muchos jugadores externos con sus manos en el pastel y estaremos viendo quienes son y qué quieren en el post de la semana que viene.