La guerra en Ucrania: primavera y nuevos sucesos políticos
Ofensivas de invierno, problemas logísticos y nuevos sucesos en el frente político.
Tras más de un año, la “operación militar especial” de Rusia se ha estancado para la fortuna de todos los ucranianos, aunque imagino que su situación actual es percibida como todo menos “fortuna”. Con la primavera ucraniana asegurando una breve pausa en operaciones masivas, consecuencia de las pesadas lluvias y el espeso lodo que forma trampas naturales para los vehículos, es buen momento para repasar algunos de los recientes cambios políticos que tendrán consecuencias sobre el combate, así como la ofensiva de invierno rusa y los problemas logísticos que afectan a los combatientes.
Cambios en la OTAN y Lukashenko en la Asamblea Nacional
El domingo, 2 de abril 2023, Finlandia celebró sus elecciones parlamentarias que resultaron en la estrecha victoria del Partido de Coalición Nacional (PCN) por encima de el Partido Finlandés y el Partido Social Demócrata. La líder del Partido Social Demócrata (y hasta entonces Primer Ministra de Finlandia) Sanna Marin concedió su derrota y declaró que trabajará con el PCN (centro-derecha) para formar un gobierno pero se rehusaría a trabajar con el Partido Finlandés que ha tomado posiciones más y más hacia la derecha dura, por lo menos en temas sociales.
Creo que es justo decir que Marin tuvo dos momentos que marcaron su fama a nivel internacional, el primero en 2019 cuando se volvió la Primer Ministra más jóven del mundo con 34 años de edad y el segundo a lo largo de 2022 cuando se opuso de forma firme a la invasión rusa de Ucrania y lideró la integración de su país a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Esta integración de Finlandia a la OTAN ya ha sido confirmada y le da a Rusia otros 1.340 kilómetros de frontera compartida con miembros de la organización. Menos mal que Vladimir Putin quería “controlar” la “expansión” de la OTAN, ¿eh? Tremendo estratega.
El victorioso PCN ha basado su campaña en Finlandia sobre las preocupaciones económicas y de calidad de vida de la gente, en teoría esto podría afectar posibles compromisos futuros de Finlandia con Ucrania en términos de asistencia militar y financiera. Ciertamente, el nuevo gobierno liderado por el PCN podría generar tensiones cuando se trata de integración europea, aunque es dudoso que esto llegue a afectar las interacciones entre Helsinki y la OTAN.
Por otro lado, el dictador de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, se dirigió ante la Asamblea Nacional de su país en Minsk para presentar su “memoria y cuenta” el pasado viernes 31 de marzo. Lo más impactante de su transmisión nacional fue un momento donde Lukashenko llama a un alto al fuego en Ucrania. Lukashenko es, más que un aliado de Putin, esencialmente un títere que ha convertido a Bielorrusia en un estado clientelar de Moscú, escucharlo hacer este llamado en público es bastante inesperado ya que fácilmente se podría interpretar como un reflejo negativo sobre la capacidad de las fuerzas armadas rusas.
Dicho eso, es posible que Lukashenko esté actuando con permiso (o quizás bajo instrucciones) de Rusia, haciendo un llamado a la paz él para que no lo tenga que hacer Putin, lo cual sería visto por el mundo como una confesión de que no pueden ganar la guerra. Los comentarios de Lukashenko vienen después de que el Xi Jinping, presidente de China, presentase su plan de paz para la guerra en Ucrania al reunirse con Putin la semana pasada. El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, mencionó que Putin conversaría con Lukashenko sobre sus comentarios esta semana, esto queda por verse.
Entonces, el aliado militar más cercano de Rusia (Bielorrusia) ha hecho un llamado a la paz y su aliado comercial más grande (China) ha presentado un plan formal tras múltiples llamados previos a negociar. Sin duda, la fatiga rusa está pesando sobre sus socios estratégicos y esta fatiga ha tenido reflejos serios en el campo de batalla.
Veamos cómo fue la ofensiva de invierno y los problemas actuales del agresor.
La ofensiva de invierno
A lo largo del invierno, fuerzas rusas iniciaron operaciones ofensivas, principalmente, en dos ciudades ucranianas. Las fuerzas eran distintas en naturaleza y han producido resultados muy distintos, a pesar de compartir (en gran medida) los mismos problemas.
Empezaremos con Bakhmut, la ciudad que ha captado la mayoría de la atención mediática durante los últimos meses y que ha sido la sede del enfrentamiento más sangriento y estancado que ha tenido la guerra desde su inicio.
Bakhmut
Situada en el Oblast de Donetsk en el occidente del país, Bakhmut es una ciudad bastante pequeña que habrá tenido una población de 70.000 habitantes previo a la invasión rusa de 2022. A pesar de estar a menos de 30 kilómetros de la frontera con la “República de Luhansk”, territorio ocupado militarmente por Rusia en 2014, Bakhmut ha resistido firmemente.
En la imagen podemos ver que las fuerzas rusas se han adentrado más y más a Bakhmut a lo largo del invierno. Este progreso ha sido increíblemente lento y, a pesar de que Rusia ha formado una pinza para tratar de rodear la ciudad por el norte y el sur, las dos puntas del avance no han logrado cerrarse detrás de la ciudad. Esto ha permitido que Ucrania pueda seguir entregando recursos y municiones necesarias para los defensores de la ciudad a pesar de que este corredor se vuelve cada vez más y más peligroso.
Dice mucho de la preparación militar rusa que, a pesar de estar ubicada a unos 30 kilómetros del territorio ocupado por ellos en 2014, las fuerzas de Moscú no han podido dar con Bakhmut. Ciertamente, la ciudad estaba particularmente reforzada, con estructuras defensivas y trincheras cavadas en vista de estar tan cerca del terreno de operaciones de las milicias armadas que han peleado contra Ucrania desde aquella invasión de Crimea hace ya 8 años. Pero Bakhmut era una meta “fácil”, está ahí mismo y no han podido asegurarla, perdiendo miles de hombres en el intento y centenas de miles de municiones de artillería.
Hablando de artillería, los primeros días de la ofensiva fueron marcados por la tormenta de municiones que golpearon la ciudad. La destrucción de sus edificaciones ha llevado a una situación que debería ser muy familiar en Moscú: ruinas defensivas.
Al bombardear una ciudad, los cráteres que abres en el suelo y las toneladas de concreto que caen de edificios destruidos crean defensas naturales donde se puede esconder tu enemigo. En este caso, los defensores ucranianos han utilizado esta cubierta para dificultarle el avance al invasor, todo sin tener que construir edificaciones defensivas adicionales. Encima de esto, ya no quedan calles reconocibles, haciendo que cualquier avance por las partes más densas de la ciudad sea increíblemente complicado, lento y peligroso. Esta lección la aprendieron los alemanes cuando trataron de tomar Stalingrado (ahora Volgogrado) en 1942 y fue una lección que Rusia debió haber aprendido cuando bombardearon Berlin en 1945.
La ofensiva en Bakhmut ha sido liderada por el Grupo Wagner, contratistas militares privados que existen, efectivamente, como el ejército personal de Putin. Wagner ha gozado de condiciones de refuerzos y suministro más favorables que aquellas que afectan al ejército regular ruso. Esto es producto de una fuerte división política entre Wagner y la estructura militar tradicional de Rusia que parece deberse a los celos y miedos particulares de Putin de que amenacen su posición como mandatario en Moscú.
Dicho eso, Bakhmut ha sido un desafío masivo para los mercenarios de Wagner, quienes han hecho muy poco progreso en los últimos meses y han sufrido grandes bajas a pesar de sus amplios esfuerzos para reabastecer sus unidades con reclutas sacados directamente de cárceles rusas como si fuese 1914. La situación se les ha dificultado tanto que el favoritismo hacia Wagner previamente demostrado por Moscú parece estar llegando a su fin. Los mercenarios se han quejado en canales de Telegram sobre la falta de municiones para su artillería, lo cual los llevó a las altas bajas actuales al tener que abandonar su estrategia de bombardeos tácticos para reducir las posiciones defensivas ucranianas, dependiendo en vez en combate de infantería.
Hace un par de días, el líder de Wagner, Yevgeny Prigozhin, dijo que desde el punto de vista “legal” sus hombres habían tomado Bakhmut. La evidencia ofrecida fue que iban a izar una bandera rusa en el centro de la ciudad. Ucrania niega que Wagner tenga control de la ciudad, algo que parece más confiable que las declaraciones de Prigozhin quien tuvo que calificar su conquista diciendo que es “desde el punto de vista legal”. En la guerra no importa si pusiste tu bandera en el medio de la ciudad, esto no es un juego que se gana con banderitas, lo que parece ser la realidad es que Wagner aún no tiene control fáctico de Bakhmut y todo esto es propaganda para tratar de levantar los espíritus de sus hombres.
Dicho esto, la situación del otro lado no es muy positiva. A mediados de marzo, Ucrania estaba quemando miles de municiones de artillería al día, un número que ya se ha tenido que reducir de forma significativa. Claro, no sabemos si esto se debe a que Ucrania cuenta con pocas municiones o si les está costando transportarlas a Bakhmut, o si las está reservando por si debe transportarlas a otra parte de la línea de contacto.
A mediados del mes de marzo, la visión de muchas tropas ucranianas en Bakhmut era bastante negativa, en gran parte debido a las bajas intensas que sufrían y que, mientras ellos se quedaban sin municiones para sus piezas de artillería, los rusos parecían poder disparar miles. Esto, como vimos en los párrafos anteriores, ha cambiado y ambos bandos sufren gravemente de problemas de abastecimiento y logística.
Vuhledar
Vuhledar es un pueblo que vivía de la minería de carbón en el Oblast de Donetsk, más al sur del país que Bakhmut.
La ofensiva rusa de invierno sobre Vuhledar comenzó en enero de este año, durando aproximadamente 3 semanas y quedó a cargo del General Rustam Muradov y la 155ta Brigada de Infantería Naval, una unidad que, al parecer, no había visto mucho combate hasta el inicio de esta operación.
Vuhledar está ubicada sobre una planicie elevada y rodeada de campos abiertos como se puede ver en la imagen de arriba. Fue un desastre para los rusos.
El inicio de la ofensiva fue confusa para los ucranianos, no quedaba claro si Rusia estaba iniciando su gran ataque o si era meramente una pequeña incursión inicial. Esto no habla bien de las tropas rusas, nos deja claro la poca preparación que tuvo la unidad ordenada para hacer la captura de la ciudad. La ofensiva inició con una columna de tanques y vehículos armados rusos acercándose a la ciudad por una de las varias calles que llevan a ella, solo para que artillería ucraniana eliminase al primer vehículo y el último vehículo de la columna. Esto obligó a los tanques y transportes blindados en el medio a maniobrar fuera de la calle para poder escaparse, pisando minas anti-tanque que habían sido enterradas en los campos por los ucranianos.
Así fueron la mayoría de los empujones rusos. Los vehículos que se quedaban en las calles eran atacados por artillería y armas anti-tanque, aquellos que maniobraban hacia los campos para escapar la masacre en las calles eran detonados por minas. Fue un desastre absurdo y se cree que los rusos perdieron unos 130 vehículos blindados, incluyendo por lo menos 36 tanques.
Los videos del ataque son impactantes. Vemos es una falta completa de tácticas serias por parte de los agresores, dejando en evidencia la poca preparación que tenían y que, quizás, Muradov los estaba enviando a ejecutar una órden imposible de cumplir, quizás porque a él también lo habían obligado a cumplir una orden imposible.
La situación fue tan desesperada que hay reportes de amenazas a las tropas por parte de comandantes rusos de dispararles si intentaban retirarse de la batalla, recordando la ínfame Orden 270 emitida por Josef Stalin que comandaba a sus tropas a pelear hasta el “último hombre” e imponía la pena de ejecución sumaria a aquellos que se intentasen rendir o retirarse.
La situación en Vuhledar fue increíblemente beneficial para los defensores ucranianos quienes impusieron bajas inmensas (particularmente en material) sobre los agresores sin enfrentarse a grandes pérdidas propias. Sin embargo, la defensa exitosa de la ciudad no significa que la amenaza en la región ha pasado, solo que las cosas han entrado en una nueva fase operacional.
Primavera y lo que viene
Como dije al inicio de este post, la primavera en Ucrania trae consigo lluvias pesadas que infiltran el suelo en el occidente del país, creando campos de lodo conocidos en el país como rasputitsa, que complica el movimiento de vehículos. Este fue el lodo que frenó tanto al ejército alemán en 1941 y es el mismo fenómeno que detuvo avances rusos en 2022.
Esta situación, sumada a los problemas logísticos generales, produce expectativas de una pausa en operaciones ofensivas de gran escala por los momentos, por lo menos hasta la llegada del verano. Así como los rusos sufren de líneas de abastecimiento estiradas y una falta seria de material y municiones, Ucrania tiene que lidear con el mismo problema.
Encima de eso, como ha escrito el consultor Glen Grant, las fuerzas armadas ucranianas siguen sufriendo de problemas generales de organización y cultura militar, herencias de la vieja Unión Soviética, y que han pesado sobre Rusia también.
La guerra parece entrar en una pausa general causada por estas dificultades y las pérdidas considerables de material y vida humana. Mientras que Ucrania espera seguir recibiendo asistencia militar, y Rusia anda sacando tanques de hace 70 años de sus depósitos, las pérdidas humanas son difíciles de reemplazar.
Existen límites y barreras muy reales en la cantidad de personas que puedes reclutar, preparar, organizar e integrar a unidades de combate. En teoría Rusia tiene más gente y por ende tiene un ejército potencial más grande que el de Ucrania pero Moscú se niega a pagar el precio político de una mobilización general para su “operación militar especial” y ya hay suficientes problemas logísticos afectando a las tropas existentes.
Hay mucho cansancio pero dudo que el conflicto esté cerca de su fin. Por un lado, Rusia tiene control parcial de varias regiones que quieren anexar a su territorio y quizás estarían dispuestos a negociar para quedárselos y así ponerle fin a la guerra. Por el otro lado, dudo que Ucrania acepte este tipo de demanda, no creo que estén dispuestos a rendir parte de su territorio ya que eso asentaría un precedente muy peligroso a futuro. Las cosas continuarán así por un rato más.
Nota: Decidí escribir sobre un tema tan complejo como este justo por esa razón: es complejo. He seguido el conflicto desde que inició y he escrito un par de posts al respecto en el pasado y he estado más y más decepcionado con la forma que lo reportan muchos de lo medios más públicos. Por ejemplo, el New York Times publicó un artículo sobre la batalla de Vuhledar con un titular que la describía como una “Épica Batalla de Tanques”. Toda la evidencia fotográfica y videográfica que tenemos demuestra que no fue una “batalla de tanques”, fue una masacre de artillería, minas y armas anti-tanque y ni se qué decir del uso de “épica” como si la vaina fuese un juego. La cosa es complicada y seria y merece un análisis sobrio. Eso es lo que espero hacer.
Escribiré más sobre el conflicto en los meses que siguen, quizás lo haga aparte de mis posts típicos sobre Venezuela, así que si estás suscrito para leer sobre Venezuela, no te preocupes, seguiré escribiendo al respecto. ¡Ya son más de 400 las personas suscritas y estoy agradecido a todos los que se han interesado por leerme! Saludos si llegaron hasta el final, una vez más me extendí bastante pero creo que es una recapitulación útil.