La gira internacional de Nicolás Maduro
En medio de un contexto financiero complejo, y camino a las elecciones de 2024, Maduro visita a sus socios estratégicos para afianzar conexiones importantes.
La semana pasada fue bastante ocupada para Nicolás Maduro. El 30 de mayo estuvo en Brasília para el “retiro” convocado por Luiz Inácio “Lula” Da Silva con el fin de “retomar” el diálogo y la cooperación regional, el 2 de junio viajó a Ankara durante la inauguración de Recep Tayyip Erdoğan y el 4 de junio se pasó por Yeddah en Arabia Saudita. La gira de Maduro es curiosa porque ocurre tras meses de mandar a su canciller, Yván Gil, a cada cita internacional en vez de ir personalmente y se presenta en medio de un contexto financiero bastante interesante para el régimen del PSUV.
Hablaré brevemente del contexto antes de entrar a revisar cada una de las tres visitas y las razones/consecuencias que pueden venir de cada una.
La falta de dinero y la elección de 2024
A veces cometemos el error de pensar que el gobierno tiene dinero infinito, error que probablemente viene de verlos montados en el poder a pesar de las más de dos décadas de desfalco de las arcas nacionales.
La realidad, opino, es un poco más compleja.
En lo que va de año hemos visto una desaceleración económica bastante considerable que la hemos sentido todos en nuestros bolsillos. El gobierno no ha podido atender las múltiples crisis financieras que viven, lo cual se evidencia en la ausencia general de grandes gastos como el estancamiento del salario mínimo por segundo año consecutivo, a pesar de las protestas diarias, o la falta de cualquier inversión en la infraestructura petrolera.
Aquí una buena nota del equipo de Econanalítica sobre la situación actual:
Esta falta de dinero le ha pegado al gobierno, obligándolos a tomar riesgos innecesarios como la reciente purga que inició Maduro en marzo al detener al Director de la SUNACRIP, Joselit Ramírez, y la serie de detenciones posteriores de funcionarios y empresarios de la boliburguesía vinculados a Tareck El Aissami. La purga ha servido para distraer a la gente y ubicar “culpables” de la grave falta de recursos pero conlleva riesgos serios que me han llevado a pensar que puede haber cierta desesperación paranoica en la cabeza de Maduro.
La purga, los salarios estancados, la crisis de gasolina que se vive actualmente, todo esto apunta que las cosas están complicadas en Miraflores. Entonces, si Maduro está tan incómodo ¿por qué se fue de viaje? Bueno, la gira origina de aquella incomodidad pero también es producto de una serie de coincidencias que ayudaron a Maduro a tomar la decisión de salir del país en medio del contexto actual.
Lo primero que gana Maduro con la gira es un poco de buen marketing político. Se saca fotos con líderes regionales y mundiales, sonriendo, feliz, cerca de gente poderosa. Se hace ver cómodo, hace parecer que todo está bien. Lo segundo que gana es la seguridad de mantener varias conexiones clave que le han sido muy útiles en el pasado y le serán útiles ahorita camino a 2024. Veamos cada una de esas conexiones en detalle ahora.
La visita a Brasil y la reunión con Lula
Maduro llevaba tiempo queriendo verse con Lula, habiendo tenido una reunión pautada durante la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) celebrada en Argentina en enero de 2023. Sin embargo, Maduro canceló su viaje a Buenos Aires por el temor a “un plan elaborado en el seno de la derecha neofascista, cuyo objetivo es llevar a cabo una serie de agresiones en contra de nuestra delegación”. La reunión anticipada tendría que postergarse hasta finales de mayo cuando once mandatarios regionales se encontraron en Brasília para iniciar el plan de Lula de “relanzar” la región al mundo.
El presidente de Brasil, aliado clave del PSUV durante la era de Hugo Chávez, recibió a Maduro de la misma forma honrosa y exagerada que caracteriza estos actos protocolares al inicio de la cumbre y rápidamente empezó a tratar de limpiar su imagen. En una conferencia de prensa conjunta, Lula habló sobre la “narrativa” que se ha creado sobre Venezuela, insistiendo que el país no es gobernado por un sistema autoritario y aquello es puro cuento.
Aquí vemos uno de los grandes beneficios de esta parada en la gira.
Lula tiene una larga historia de querer resaltar a nivel global y la última década de su país le ha permitido tener alguna relevancia en ese ámbito. En todos esos años, el país ha tratado de posicionarse en el escenario global acercándose a Rusia, India, China y Suráfrica hasta formar la asociación suelta conocida como BRICS, es miembro del G20, ha tratado de asegurar un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y lideró intentos regionales de consolidación como la fundación de CELAC. Estos proyectos ambiciosos, y la considerable capacidad económica y militar brasileña, han dado al país (y por ende a Lula) una gran oportunidad de networking y amplio espacio para el mercadeo político.
Brasil es un tremendo aliado para Maduro porque el país tiene sus manos en muchos lugares y se vuelve el mecate que puede halar a Venezuela de vuelta al reconocimiento de la comunidad internacional. Todas estas conexiones que Brasil ha generado pueden ser aprovechadas por Maduro para hacer contactos y trazar alianzas con países, organizaciones e individuos que hubiesen sido difíciles de ubicar/contactar previamente, presentando nuevas oportunidades de financiamiento y/o blanqueo político narrativo.
La cercanía con Brasil y Lula son clave para Maduro pero quizás la conexión no sea tan sólida como ha sido en el pasado. Recordemos que Maduro viajó en el marco de la reunión regional que convocó Lula. Lula pudo haber invitado a Maduro a Brasil en cualquier momento pero resulta que la reunión se da durante un evento separado donde Lula se reunió con todos los demás mandatarios que visitaron. Es decir, la situación en Venezuela no es tan prioridad para Lula como fue en aquellos años de Chávez.
Claramente, mantenerse cercano a Brasil es buena idea pero la fortaleza de esa alianza será puesta a prueba bien pronto, especialmente con las fuertes reacciones en el Senado de Brasil a la visita de Maduro y la poca estabilidad política de la que goza Lula.
El gran amigo en Ankara
Mientras que Lula es socio de Maduro gracias a la amistad personal que compartió con Chávez, Recep Tayyip Erdoğan es una conexión que creó Maduro por cuenta propia cuando lo llamó por teléfono en 2016 para expresar su apoyo por el presidente de Turquía tras el fallido golpe de estado. Un ejemplo de esta cercanía la podemos ver al recordar que Maduro llevaba ocho años sin visitar Brasil pero hoy se cumple a penas uno desde la última vez que visitó Turquía.
La decisión de Maduro de establecer una relación con Erdoğan fue inteligente para su propia supervivencia, ya que Turquía ha sido clave para mantener vivo el plan de los CLAP en Venezuela. Para marzo de 2020, Turquía era el proveedor de casi el 70% de todos los productos CLAP para Venezuela, algo que Erdoğan hacía feliz considerando el turbio negocio del oro Venezolano en el que su país se había metido.
A lo largo de 2018, Venezuela cedió unos $900 millones en oro a Turquía, que se encargaba de procesarlo en una refinería en la ciudad turca de Corum. Curiosamente, el último en firmar un acuerdo (público) sobre procesamiento de oro con Turquía fue Tareck El Aissami, entonces Vicepresidente de Venezuela.
Se entiende que El Aissami tenía buenas conexiones con los integrantes de la red oro/alimentos que sostenía Venezuela con Turquía, conexiones que fueron (y serán) de gran utilidad en la evasión de las sanciones impuestas por Estados Unidos. La visita de Maduro, además de ser durante la inauguración de su amigo y aliado clave, puede servir para restablecer esas conexiones ahora que El Aissami ha sido, digamos, eliminado de la política venezolana. Tanto así que aún nos abemos donde está El Aissami.
Similar a Brasil, Turquía es un país con ambiciones globales y una posición interesante para maniobrar en el escenario internacional. La nación controla el acceso al Mar Negro desde el Mediterráneo por lo cuál siempre será un jugador de peso geopolítico. Turquía, además, tiene una historia interesante de negociar con China y acercarse a Rusia a pesar de ser miembro de la OTAN. Su cercanía con Rusia ha sido debilitada por la invasión de Moscú a Ucrania pero eso no ha significado que Turquía haya dejado de ser uno de los grandes independientes que le tiende a jugar en contra a Estados Unidos de vez en cuando, como en su oposición a la entrada de Suecia a la OTAN por las acciones que el país nórdico ha tomado en contra de intereses turcos en Siria e Iraq.
Turquía tiene una larga historia de participación relevante en el escenario geopolítico que le ha permitido construir buenas relaciones que le pueden servir a Maduro en su búsqueda de financiamiento internacional o en su fin de evadir las sanciones ahora que su Evasor en Jefe ha sido desaparecido de la faz de la tierra.
Arabia Saudí y la OPEP+
La visita a Arabia Saudí se produjo mientras la Organización de Productores y Exportadores de Petróleo (OPEP) sostenía una reunión ministerial en la cual participaron ambos Arabia Saudí y Venezuela por ser miembros de dicha organización. Aquella reunión de la OPEP es conocida como OPEP+ por incluir a una serie de naciones adicionales que no son miembros permanentes de la organización, Rusia y Malasia entre ellos.
Mientras que ninguno de los dos países reveló en detalle qué se conversó en las reuniones sostenidas en Yeddah, comentaron que el propósito general era la profundización de las relaciones bilaterales entre las dos naciones. Imagino, por el contexto de la reunión de la OPEP+, que el objetivo de Maduro es la búsqueda de fuentes de financiamiento por medio de Arabia Saudí, país que (similar a los otros dos conversados en este post) tiene amplio espacio para maniobrar en el escenario internacional.
El reino del golfo ha estado restableciendo relaciones con países con quienes ha tenido historias complicadas como Irán y Siria, algo que distancia al país de Estados Unidos a pesar de mantener amplias relaciones comerciales y de cooperación militar en la región. Para Maduro, Arabia Saudí es un contacto útil por su importancia para Estados Unidos, el reino liderado (de forma de facto) por Mohammed bin Salman presenta un potencial significativo de establecer conexiones comerciales con países apegados a Estados Unidos y con aquellos que han tendido hacia China en las últimas décadas. La cercanía histórica con Washington, DC incluso le da a Arabia Saudí una buena plataforma para acercar a Estados Unidos y Venezuela, es posible que veamos más manos metidas en el “proceso de diálogo” que han tratado de liderar México, Noruega y Colombia.
Mohammed bin Salman, con su Visión 2030, ha demostrado un hambre por participar de forma más decisiva e influyente en el juego geopolítico. Siendo líder de la OPEP, reintegrar a Venezuela a los mercados petroleros globales sería una gran victoria política para el reino y, por ende, un resultado deseable para el gobierno de Riyad pero tendrán que pasar unos meses antes de .que veamos alguna movida seria en este ámbito.
Financiamiento y relaciones públicas
El contexto actual de Venezuela, aunado a las reuniones internacionales recientes (incluyendo la visita a Venezuela del presidente de Irán, Ebrahim Raisi, la semana que viene) revela un poco la necesidad (bien conocida) del PSUV de ubicar fuentes de financiamiento frescas para la nación y, además, de asegurar relaciones con aliados clave que pueden ayudar a lavar la reputación de Maduro a nivel internacional.
Desde el punto de vista del régimen venezolano, Brasil, Turquía y Arabia Saudí son muy buenos socios para tener de tu lado. Ciertamente, la relación con Turquía parece ser la más clara (y útil) por ahora, pero no deberíamos perder de vista el potencial relacional que ofrece el régimen del Príncipe Mohammed.
Maduro buscará asegurar más oportunidades comerciales claras en los meses que vienen, mientras más nos acercamos a la elección de 2024, para tratar de ganar un poco de capital político local y recuperar esos millones de votos Psuvistas que han desaparecido desde 2013. Esa tarea es bien difícil, y dudo que le quede tiempo suficiente para la recuperación de la magnitud que quiere, lo cual puede complicarles la cosa el año que viene y obligarlos a tomar decisiones complicados.