La campaña del PSUV
Aprovechando la primaria opositora, el partido del gobierno ha organizado más y más eventos públicos para promocionarse camino a 2024.
A lo largo del período de campaña de los precandidatos de la oposición hemos visto un buen número de marchas y concentraciones de apoyo. Entre las más memorables, por lo menos en mi opinión, está la concentración de María Corina Machado en Valera, Trujillo el 17 de junio y la marcha de los simpatizantes de Carlos Prosperi que lo acompañaron a inscribir su nombre como precandidato en Caracas. La celebración de la primaria opositora y la campaña que la acompaña ha generado mayor interés en la política en una población bastante golpeada por la apatía, causa de tantos años de dolor y fracaso.
Este aumento en interés y la mayor cobertura de eventos de campaña por parte de medios tradicionales y alternativos no ha sido desperdiciado por actores externos a la primaria, quienes buscan aprovechar el momento para avanzar sus propias agendas. Eso explica, en gran parte, el montón de eventos públicos que ha organizado Leocenis García, así como toda la publicidad que ha pagado en redes sociales para que todos veamos sus “protestas contra las sanciones y por elecciones libres”.
El gobierno también reconoce que existe este clima electoral y se han dedicado a organizar sus propias mobilizaciones que han sido promovidas, de forma más intensa en las últimas semanas, por Nicolás Maduro en sus redes sociales.
El PSUV nunca ha celebrado una primaria presidencial, nunca han tenido la necesidad estratégica para hacerlo. La primera elección presidencial que ganó el PSUV fue en 2012 y su candidato, Hugo Chávez, era el presidente y líder espiritual del partido, nominarlo era fácil. Tras la muerte de Chávez, este dejó a Nicolás Maduro como su sucesor designado, impensable ir en contra de la voluntad del Comandante Eterno y, así, otro año sin primaria. En 2018, Maduro ya era presidente, otro año más sin primaria.
Aquí viene un poco de especulación. Presumo que el PSUV teme primarias propias porque creen que le darían salida a la luz a divisiones internas dentro del partido. Imaginen que el partido permite que la gente nomine libremente a sus candidatos preferidos, ¿creen que Maduro sería el único nominado? Con esto no me refiero a que surgirían rivales reales capaces de vencer a Maduro en una elección interna, pero revelaría descontento entre los militantes del partido con su líder de facto. Esto es algo que las autocracias odian, ellas no entienden el disentimiento ni la expresión popular, ellas solo entienden la fuerza y su proyección externa. Cualquier muestra de desacuerdo es percibida como debilidad y las diferencias se ven como problemas que deben ser aplastados.
Por esto es que sospecho que no hemos visto primarias presidenciales en el PSUV para renovar su liderazgo y el único proceso similar que se ha organizado fueron aquellas primarias abiertas para las Elecciones Regionales de 2021. Aquel proceso fue algo… extraño. Según cifras oficiales del PSUV, participaron unas 3.500.000 personas, algo curioso ya que el partido solo lograría reunir 3.722.656 votos en las elecciones de aquel noviembre. La situación es más absurda aún cuando vemos que el partido afirma que en verdad fueron 5 millones y medio de personas a los centros de votación pero dos millones se fastidiaron al “ver las colas” y se fueron a casa…
¿5.500.000 personas fueron a votar en tu primaria pero luego sólo se aparecieron 3,7 millones el día que importaba? Me cuesta creerlo, por lo general uno esperaría ver muchas más personas el día de la elección que el de la primaria, similar a como esperamos ver más electores en la presidencial que en las regionales. A todas estas, ese fue el gran experimento del PSUV en primarias y, no sorprende, que no hayan hecho algo similar esta vez.
Aún así el chavismo no ha desaprovechado la oportunidad comunicacional de la primaria opositora para promover sus propios intereses. Diosdado Cabello ha llenado su programa televisivo con monólogos absurdos y teorías conspirativas sobre la primaria desde que la Plataforma Unitaria anunció que las mismas serían celebradas. Maduro también las trae relucir en su programa Con Maduro+.
Dicho eso, el PSUV no se ha quedado en meras palabras, han convocado reuniones y concentraciones a lo largo del país, fotos de las cuáles han podido ir viendo a lo largo de este artículo. No soy de los que calcule número de votos según cuántas personas salgan en una foto y no planeo hacerlo acá. Creo que ese tipo de análisis tiene demasiados huecos como para ser tomado en serio, especialmente cuando se trata del gobierno.
La razón es porque el gobierno tiene (obviamente) mucho más poder que los partidos de oposición y, por ende, tienen mayor capacidad de sacar gente a las calles para tomar fotos de campaña. No me refiero a que el PSUV va y obliga a todos a tomarse fotos con las gorras o participar en las marchas, pero sabemos que tienen métodos para empujar a la gente a salir. Los militante del partido de gobierno total tienen la capacidad de dejar amenazas sutiles para “convencer” a su audiencia de ir a marchar un día o escuchar unos discursos. Pueden recordarles de todo lo que la revolución ha hecho por ellos, pueden regalar material comprado con fondos provenientes de fuentes sospechosamente generosas, pueden recordarle a los ciudadanos de todo lo que pueden perder si no hacen caso.
Pero esas tácticas no solo sirven para fotos en capaña, sirven también para llevar a la gente a las urnas el día de la elección, mezclados entre quienes genuinamente aún creen en las promesas del PSUV, un número de personas que nadie debería subestimar. El chavismo hasta ha sido algo creativo con las oportunidades para movilizar, aprovechando las acciones recientes de Guyana para organizar “manifestaciones en defensa del Esequibo” en varias ciudades del país.
Se que dije que no acostumbro a sacar conclusiones de fotos en redes sociales pero creo que aún hay mucho por aprender de cómo se organiza el PSUV y las dificultades que puede estar teniendo para mostrar músculo tan cerca de la elección de 2024. Sería de gran utilidad comparar los eventos actuales del partido con aquellos que han organizado en fechas similares en ciclos electorales previos, no solo en cuanto a la cantidad de gente en cada evento, sino la cantidad de eventos y la distribución geográfica de los mismos, similar a lo que hicieron Kevin Meleán y Tony Frangie Mawad para VE360 con el monitoreo de las giras de los precandidatos de oposición. Eso escapa el foco del post de hoy, sin embargo, donde solo quería llamar la atención a los esfuerzos recientes (cada vez más promocionados en redes) del PSUV para aprovechar la atención pública que existe en torno a la primaria opositora.
Hablando de oportunismo, el viernes publicaremos un artículo sobre la imagen de Venezuela en el escenario global. El PSUV se ha esforzado por convertir el país en un parásito internacional sin convicción ética alguna y, solo en este año, hemos tenido varias oportunidades para ver lo bajo que pueden caer.