La abstención no es una estrategia política útil
La inacción favorece la preservación del sistema actual, se requieren acciones que obliguen al rival a tomar malas decisiones.
Normalmente escribo sobre sucesos específicos que ocurren semana a semana en Venezuela pero hoy quiero hacer algo distinto. Hoy quiero utilizar un escenario posible (la abstención generalizada en la elección 2024) para detallar errores generales en estrategia política de la oposición venezolana.
La oposición política tradicional, entiéndase los integrantes de la Plataforma Unitaria Democrática (incluyendo a Vente Venezuela), se encuentran jugando un juego desigual contra un rival (el PSUV) que tiene una cantidad absurda de ventajas a su favor y quienes controlan mayores recursos para emplear en la competencia.
Por esta realidad desigual, la oposición no puede sentarse a fantasear con escenarios perfectos donde, mágicamente, tendrán más poder que su rival y podrán forzarlo a hacer exactamente lo que ellos quieren, eso no va a pasar. Por esa razón, el objetivo de la oposición debería ser obligar al PSUV a tomar decisiones, recortando el espacio de maniobras hasta el punto donde todas las decisiones sean malas, lo cual asegura que el rival tome una mala decisión, aunque no se pueda controlar exactamente cuál decisión será la escogida, para generar puntos de quiebre.
Como mencioné arriba, tomaré un escenario completamente posible para ilustrar cómo la oposición puede forzar al PSUV hacia puntos de quiebre que pueden llevar a errores serios por parte del gobierno dejándolo expuesto a una transición del poder, incluso con la oposición fuera del mismo y con considerablemente menos recursos.
Abstención generalizada en 2024 sería una terrible decisión
A lo largo de los últimos meses, he escuchado más y más gente decir que no vale la pena votar en 2024. La razón principal que he escuchado no es que el gobierno es una tiranía que hará lo posible para robarse el resultado, no, la razón es: “nadie en la oposición me representa”. También he escuchado algo similar: “no sabemos si harían un buen trabajo.”
Desafortunadamente, dada la situación en la que se encuentra Venezuela, es irrelevante si el liderazgo opositor actual representa o no nuestros intereses políticos particulares, siempre y cuando representen el interés colectivo primordial por excelencia: redemocratización.
Siempre y cuando el candidato victorioso en la primaria represente ese objetivo por encima de cualquier otro, valdrá la pena apoyarlos en 2024. La razón es simple: si alcanzamos ese objetivo entonces podemos remover al ganador por medio de mecanismos democráticos (en caso de que realmente termine siendo un mal presidente), en autocracia eso no es posible.
El error más grande que podría cometer el candidato que quede electo en la primaria opositora sería promover una “estrategia” de abstención generalizada. Esto es un error incluso si las condiciones electorales no son óptimas ya que es una mala forma de negociar al ser esencialmente lo siguiente: “Dame condiciones perfectas o no iré a la elección.” Así no se obtendrán condiciones favorables ya que el gobierno prefiere la ausencia de la oposición en los comicios de 2024.
El segundo error más grande que podría cometer la Plataforma Unitaria Democrática sería no comunicar lo malo que sería la abstención movilizada por parte de la sociedad civil.
Entremos a las razones por las cuales la abstención es una terrible idea para luego examinar por qué ir a votar en masa sigue siendo una mejor opción incluso si las condiciones existentes son terribles.
Esto no es un sistema democrático trasparente
Uno imaginaría que no tendríamos que repetir esto pero a veces es importante recalcar algunas cosas básicas. Venezuela no es una “democracia con problemas”, para nada, los detentadores del poder han trabajado lentamente en asegurar la destrucción de cualquier sistema democrático que pudo haber existido y en centralizar todo el poder posible desde Miraflores.
Lo segundo que hay que tener en mente es que la preservación del poder es lo más importante para el PSUV. Por estas dos razones, un mecanismo de expresión popular como la abstención no logrará modificar el status quo. Al gobierno no le importa si la gente está molesta, ellos no están interesados en escuchar a los ciudadanos, no les interesa resolver los problemas que enfrentamos, solo les importa aferrarse al poder.
Por estas razones veremos que, de vez en cuando, el gobierno tomará decisiones que parecen intentos de resolver algún problema que enfrentan los venezolanos en el día a día pero siempre serán “soluciones” insuficientes. El PSUV quiere retener el poder entonces tomará medidas para apaciguar a sus electores pero nunca resolverán los problemas de fondo porque eso los expondría a perder el poder y ese resultado es, para ellos, inaceptable.
Entonces quejarse de las condiciones democráticas sin ponerle presión alguna al gobierno no nos llevará a cambiar el status quo, simplemente ayuda a preservarlo.
El objetivo y lo obstáculos
Si nuestro objetivo es una transición hacia la democracia entonces deberíamos enfocarnos en remover los obstáculos existentes. El mayor obstáculo es el gobierno actual que ha demostrado que hará todo lo posible para limitar los medios de expresión democráticos y cerrar todas las avenidas existentes que puedan llevar a que otro partido acceda al poder político.
El PSUV no tiene deseo alguno de alternar el poder, han demostrado que lo retendrán como sea necesario. No olvidemos que en 2018 el gobierno anuló la participación electoral de Voluntad Popular y que hace unos días terminó de correr a Juan Guaidó del país. Aquellos que compitan contra el PSUV se enfrentarán a persecución y hostigamiento, algunos enfrentarán cosas peores.
El instinto autoritario del régimen actual es razón suficiente para buscar reemplazarlos, únicamente con el objetivo de recuperar la institucionalidad democrática. La reconstrucción del país que ellos han destruido se podrá lograr en democracia, bajo la alternancia del poder y con un sistema político competitivo y saludable donde la ciudadanía se ve representada por una multitud de partidos de distintas orientaciones ideológicas.
La actual competencia interna entre partidos opositores es otro obstáculo que debe ser eliminado. Los políticos de oposición deben entender (como entendieron en 2012 y 2013) que separados no llevamos chance y la única opción para ponerle presión al PSUV es unidos, empujando hacia el mismo objetivo común.
Entonces, algunas cosas críticas que debemos recordar antes de continuar:
El status quo es: el PSUV en el poder sin alternancia posible.
El PSUV desea preservar el status quo.
Quienes desean cambiar el status quo deberán actuar, la inacción favorece la preservación del sistema.
Puntos de quiebre
El sistema actual puede ser visualizado estando sobre una mesa, soportada a su vez por las patas de la misma. Para asegurar que el sistema se venga abajo hay que ponerle presión a las patas de la mesa para ver si se rompen.
No hay garantía de que poner presión parta las patas, pero lo que sí deberíamos dar por seguro es que no se romperán solas. Si no aplicas presión, no pasará nada. Alguien podría decir que a veces las cosas salen bien por su cuenta y sí, ciertamente eso pasa a veces pero es una muy mala forma de enfrentar cualquier competencia ya que nos remueve toda agencia propia y deja las cosas en manos exclusivas del rival.
Ir a las elecciones apoyando el candidato que salga de las primarias en contra del PSUV nos lleva a la generación de puntos de quiebre. ¿Por qué? Porque obliga al gobierno a actuar para defenderse. Si la oposición va a las elecciones entonces Maduro tendrá que moverse para ganarlas y cada vez que obligas a alguien a moverse existe una posibilidad de que se tropiecen.
Algunos podrán pensar que no es cierto que el gobierno tiene que hacer el esfuerzo de ganar, simplemente mentirán sobre un resultado favorable y ya. Esto no es cierto y es una forma de pensar que favorece al PSUV.
Camino a las elecciones vemos los esfuerzos masivos del gobierno para llevar a la gente a las urnas. Durante el día de la elección, hasta vemos los esfuerzos (ilegales) del PSUV de continuar la campaña incluso en las mismas colas. En 2018, Maduro sacó un millón trescientos mil votos menos de los que obtuvo contra Henrique Capriles en 2013. En el 2021, el PSUV recibió menos votos que los recibidos por partidos rivales en total.
Estos resultados los hacen quedar mal y demuestran que cada vez son menos populares. Si pudiesen simplemente inventarse cualquier número sin riesgo alguno entonces no tendríamos estos datos en mano. Esto no quiere decir que sean incapaces de manipular los resultados o que no lo harían a la hora de la chiquita pero demuestra que sí desean mantener su legitimidad frente a su base electoral de forma “limpia” por medio de victorias reales.
Por esta razón ir a votar les pone presión, porque ellos quieren ganar legítimamente (o por lo menos sin trampas balurdas que sean obvias). Una victoria legítima renueva la fe de sus electores en el liderazgo y además sería invaluable a la hora de convencer a Estados Unidos y Europa de remover las sanciones institucionales y reconocer a Nicolás Maduro como el verdadero presidente del país.
Dado eso, ellos tratarán de ganar. Si la oposición y todos los que estamos molestos con el PSUV nos abstenemos, perdemos. Perdemos porque ellos ganan fácilmente y ya, sin mucho esfuerzo.
Es posible que se pierda esta elección, incluso unidos, pero existe la posibilidad real de ganarlas, lo cual le presenta al gobierno la siguiente interrogante: ¿desconozco el resultado o lo acepto?
Creo que todos sabemos cuál será la decisión del PSUV si se les presenta la pregunta.
Obligar al PSUV a considerar aquella decisión es mejor para la oposición que no ponerlos en esa posición ya que presenta la posibilidad de generar puntos de quiebre en las patas que sostienen la mesa. Muchas veces la gente tiende a imaginar a los regímenes autoritarios como una masa con una sola mente que toma todas las decisiones, donde hay 100% de unidad entre todos los factores del poder.
Las cosas no son así. Los gobiernos están compuestos por personas y las personas no siempre están de acuerdo, especialmente en momentos de crisis donde todos están tratando de averiguar qué será mejor para ellos mismos.
Si estás en el poder y decides desconocer una elección que obviamente perdiste, necesitas que una mayoría considerable de los factores de poder que te sostienen (fuerzas armadas, aparato de inteligencia nacional, policía, intereses comerciales, aliados internacionales, etc.) esté de acuerdo contigo en tomar esa decisión. Para que tu decisión salga mal, no es necesario que realmente se te voltee una mayoría considerable de los factores del poder, simplemente es necesario que existan dudas sobre si tienes la mayoría a tu favor o no. Este espacio gris de duda y falta de comunicación clara puede llevar a muchos hacia la inacción por miedo a las consecuencias a las que se enfrentarían, llevándose el sistema al piso.
Eso es un punto de quiebre. El sistema se dobla y dobla hasta el momento que se parece partir. Es posible que no se parta, eso no lo controlamos, pero es necesario intentarlo porque si nos quedamos con los brazos cruzados no se logrará nada.
Limitar el espacio de maniobra del rival
La elección es meramente un solo ejemplo de formas que se pueden crear puntos de quiebre que pueden llevar a que colapse el sistema, no es la única.
La oposición se encuentra fuera del poder y se enfrenta a un rival que tiene una ridícula cantidad de ventajas. El juego es injusto y el rival no tiene intención de cooperar, esto lo han demostrado al erradicar la alternancia del poder por medio de la destrucción de la institucionalidad democrática. El juego es de ganar o perder. El trabajo de la oposición, por ende, debería ser generar puntos de quiebre como el que describí anteriormente. La forma de generar estos puntos de quiebre es obligando al rival a tomar malas decisiones.
El rival desea preservar el poder. La vía preferida del rival es ganar las elecciones de forma legítima. Abandonar la vía electoral, promover la abstención o no comunicar efectivamente los errores de la abstención son movidas que favorecen al rival en la consecución de su objetivo. Si la oposición quiere ganarle al PSUV, deben hacer lo posible para evitar que el gobierno obtenga el resultado que quiere, deben obligarlos a tomar malas decisiones.
No es posible para la oposición meterse en la cabeza del PSUV y obligarlos a tomar terribles decisiones, tampoco es posible despojar al PSUV de opciones y alternativas debido al desbalance de poder que existe entre ambos bandos. Lo que sí es posible para la oposición es empujar al PSUV hacia escenarios donde todas las opciones sean malas decisiones.
Tomemos el ejemplo del punto de quiebre electoral para ilustrar este punto.
Si el gobierno pierde las elecciones tiene dos opciones:
Aceptar el resultado y perder el poder.
Desconocer el resultado y arriesgar perder el apoyo que los sostiene.
Ninguna de estas opciones es buena. Una es menos mala que la otra, pero ninguna es buena. Tomar cualquiera de ellas le impone riesgos al PSUV, riesgos a su poderío que no enfrentarán si la oposición no moviliza a la gente y si no votamos en masa.
En resumen
Quiero cerrar con los puntos que creo más relevantes:
El juego es de competencia pura, el gobierno no ha permitido espacios para la cooperación real y efectiva.
El gobierno ha creado una situación donde alguien tiene que perder y alguien tiene que ganar.
Para que el gobierno pierda, hay que obligarlos a tropezarse.
Para que se tropiecen, deben primero moverse, deben tomar decisiones.
No se puede dejar al gobierno sin opciones, sí pueden dejarlos con opciones malas.
Malas decisiones, incluso las menos malas en un campo de terribles alternativas, pueden llevar a puntos de quiebre.
La oposición no controlará los resultados de los puntos de quiebre pero si no los crea entonces nunca se acercarán al poder político.
Sin generar presión no se llega a nada.
Este gobierno no es popular. Los resultados de las últimas elecciones lo demuestran, así como las protestas de calle en contra de sus decisiones económicas y laborales. El primero de mayo, hasta le llevaron la contraria a Maduro en su propia marcha al anunciar su “aumento” de sueldo. El gobierno incluso se encuentra en medio de una purga de sus propios “aliados” internos que parece ser un intento de consolidar poder por miedo a perderlo.
Sin el apoyo masivo de sus electores, con miedo y dudas internas sobre sus propias filas, las cosas están puestas para darle un empujón al sistema, pero hay que dárselo porque no pasará solo.
El nivel de desconfianza es tan alto que la gente estaria prefiriendo dejar las cosas como estas, pues en ese nedio " ya se como actuar" ante un futuro desconocido...buen análisis, congratulations