Estancamiento y falta de identidad
La encuestadora Delphos reveló algo que ya sabíamos, los partidos políticos de oposición no tienen identidad ni apoyo sólido.
El pasado 4 de julio fueron publicados los resultados de la Encuesta Nacional Mayo 2022, llevada a cabo por la consultora Delphos la cual estuvo orientada a medir afilicaciones políticas e intenciones de voto.
Los resultados de encuestas como esta se vuelven considerablemente importantes debido a que las elecciones presidenciales están a unos dos años y la Plataforma Unitaria Democrática (PUEDE) ya ha anunciado su proceso de elecciones primarias.
La Encuesta Nacional recogió las opiniones de unos 1.200 venezolanos sobre temas como la situación económica actual y el liderazgo político del régimen de Nicolás Maduro. Algo que llamó particularmente la atención de comentaristas políticos nacionales fueron las secciones dedicadas a la percepción de los posibles candidatos de la oposición a las elecciones presidenciales de 2024.
Por supuesto, aquello es bastante interesante, aunque fue algo triste/preocupante ver que las personas más populares son los mismos individuos que parecían buenas ideas en 2006. Personas con un bagaje político acumulado que probablemente les complique captar el imaginario nacional y, por ende, los votos de la mayoría de los electores. Pero, además de las percepciones sobre cada posible candidato, lo que más me interesó fue el contenido que se guardó para el final.
Verán, la última lámina de la presentación se dedica a reportar las afiliaciones políticas de los encuestados. Veamos esos resultados:
Las respuestas no me sorprenden y sospecho que la mayoría de las personas reaccionarán de forma similar. Sabemos que los partidos políticos de oposición se encuentran en crisis. Esta crisis no es solo de liderazgo, es de identidad también.
¿Cuántas personas pueden realmente decirnos la ideología y principios de Voluntad Popular?¿De Un Nuevo Tiempo? ¿En qué cree Fuerza Vecinal?
En cambio, ¿qué podrían decirnos la mayoría de las personas sobre la ideología del PSUV? Esa sí la conocen o por lo menos tienen alguna idea.
La permanencia del chavismo en el poder por las pasadas dos décadas ha traído un sin fin de consecuencias que, de listarlas todas, fácilmente podríamos llenar la Biblioteca Nacional. Una de ellas es la disrupción total del flujo ideológico político y del debate orgánico.
En estos últimos 20 años, el sistema de control del poder político ha pasado de ser una democracia dañada a una autocracia total. Como resultado de esto, y de la catástrofe económica, los partidos políticos de oposición no han tenido que debatir ideología ni creencias, solamente se han dedicado a venderse como “anti-chavista”.
Al vivir en autocracia, el objetivo principal de cada partido ha pasado a ser la recuperación de la democracia (o por lo menos remover al PSUV de Miraflores). Los partidos no debaten ideología, no debaten distintas formas de solucionar los problemas a los que nos enfrentamos. Lo que hacen es apuntar a la dictadura y decir “no seremos así”. Lo cual, ajá, es bueno, pero ha resultado en la ausencia completa de identidades fijas e identificables entre los partidos de oposición.
Veamos la gráfica de Delphos de nuevo:
Los partidos de oposición más preferidos son Un Nuevo Tiempo, Primero Justicia y Acción Democrática. ¿Quién viene después? PUEDE (identificado aún como la MUD) y Juan Guaidó… quienes no son partidos políticos.
Casi la misma cantidad de personas que dicen afiliarse con AD eligieron a Juan Guaidó como su respuesta en “Simpatía Partidista”.
No creo que podamos culpar a la gente por esto. Si vendes un servicio o producto y nadie te lo compra, ¿sería culpa del comprador? No, culparíamos al vendedor por ofrecer un mal producto o no saber cómo popularizarlo.
48,3% respondió que no se identifican con ninguno de los partidos/coaliciones indicados como opciones. 48,3%.
Pero esto tampoco es culpa exclusiva del chavismo. Sí, la destrucción del sistema político ha contribuido a esta mediocrización del debate partidista, pero la falta de adaptación y evolución por parte de los políticos y sus partidos es culpa absoluta de ellos.
Se han acostumbrado a hacer el mínimo esfuerzo. Se sientan a señalar los problemas y decir “lo vamos a arreglar”.
“Recuperaremos el suministro de agua, aseguraremos que todos tengan electricidad, rescataremos el sector educativo y garantizaremos el acceso al derecho de la salud.”
Esos son problemas reales, problemas que hay que resolver, pero ¿cómo planeas resolverlos?
¿Cómo deberíamos resolverlos?
¿Qué pasará con Misión Vivienda? ¿Los beneficiados obtendrán títulos de propiedad para evitar la manipulación política? ¿De donde saldrá el dinero para mantenerla? ¿Debería ser mantenida? ¿Qué otras misiones debemos rescatar o recuperar? ¿Debe irse alguna? ¿Cómo se rescata el sector educativo? ¿Cómo aseguramos el suministro constante de agua, gas y luz? ¿Qué opinan del matrimonio igualitario? ¿Qué opinan del aborto o el porte de armas? ¿Qué políticas de comercio exterior serán adoptadas?
Pensándolo seriamente, ¿cuáles son las respuestas que darían nuestros políticos de oposición a estas preguntas? ¿Qué posturas podemos esperar de sus partidos?
Siendo 100% honestos, sin ir a Google a buscarlas, ¿tenemos la más mínima idea de quienes son nuestros opositores? ¿Sabemos realmente sus valores e ideas?
Creo que la respuesta es “no”.
Esto es una catástrofe y además es bien peligroso.
Es peligroso porque votaremos por el que pensemos lleva más chance de ganarle al chavismo y no por el que pensemos sea la mejor opción. Ni sabemos cuál es la mejor opción.
Sí, el PSUV es responsable de gran parte de esta catástrofe, pero no debemos quitarle responsabilidad a quienes dicen oponerse al gobierno. El PSUV no nos hará ningún favor, los únicos que pueden cambiar esto son los integrantes de la oposición.
El 2023 estará lleno de campañas, veremos si aprovechan la oportunidad para enderezar esta terrible situación. Deberán estar listos para contestar preguntas reales y, juzgando por el nivel de preparación de Carlos Prósperi, quizás deberíamos estar bien preocupados: