El riesgo nuclear en Ucrania
Con los referendos en Luhansk y Donetsk, Rusia asienta las bases para algo impensable, pero muy real.
Originalmente, este post iba a tratar las diferencias en estrategia nuclear entre la Guerra Fría y la presente Guerra en Ucrania, pero en vista de anuncios recientes ha transicionado a ser sobre el riesgo específico por la estrategia rusa de anexar territorio al este de Ucrania.
El martes 20 de septiembre de 2022, el parlamento de la República Popular de Luhansk, territorio separatista pro-ruso del este de Ucrania, anunció que del 23 al 27 de septiembre se celebraría un referendo para determinar si Luhansk debe pasar a formar parte de Rusia.
El territorio que ocupa esta entidad separatista se encuentra bajo disputa militar, así como Donetsk que también se ha unido a la idea del referendo, tal como se puede ver en este mapa del conflicto, actualizado al 21/09/2022:
Por su parte, Rusia recibió la noticia con los brazos abiertos. El Vicepresidente del Consejo de Seguridad de la Federación Rusa y ex-presidente de la nación, Dmitri Medvedev, anunció a sus 750.000 suscriptores en Telegram que los referendos son de gran importancia para alcanzar “justicia histórica” y contribuirán al desarrollo de Rusia. Medvedev agregó que la “transformación geopolítica” causada por los referendos será “irreversible”, cerrando su mensaje con una amenaza al decir que traspasar en “territorio de Rusia” es un crímen que le da a Rusia la posibilidad de usar “todos los medios de defensa propia”.
El propagandista y blogger militar, Igor Girkin (a veces conocido por el alias Strelkov o Strelkov Igor Ivanovich) publicó este mensaje en su canal de Telegram de 600.000 suscriptores donde compartió sus pensamientos positivos sobre los referendos y anticipa que Ucrania le “echará leña al fuego” durante el proceso.
¿Qué rol juegan los referendos en Luhansk y Donetsk en el cálculo nuclear?
Primero, es importante que tengamos claro cuál es el objetivo de Rusia en esta guerra. Desde el principio se especuló que la finalidad rusa era apropiarse de Luhansk y Donetsk y remover el gobierno de Kiev, suplantándolo con un gobierno títere, ciegamente leal a Moscú.
En febrero y marzo, cuando Rusia llevaba a cabo su blitz a lo largo de Ucrania, parecía posible que tardaría unas semanas en someter a su vecino. Sin embargo, las fuerzas rusas comenzaron a estancarse y la superioridad tecnológica ucraniana devastó la superioridad numérica de Rusia, aplastando su momentum.
El resultado son estos siete meses de ocupación prolongada donde Rusia no ha podido alcanzar una resolución exitosa de su conflicto ridículo. Para que Ucrania ceda y acepte las demandas rusas es necesario que en Kiev crean que es imposible ganar. Ese no es el caso. Rusia demostró, rápidamente, la incompetencia de su liderzago militar y la pobre capacidad operativa de sus fuerzas mal entrenadas.
Ahora Rusia está en la peor posición en la que ha estado a lo largo de toda la guerra debido a la contraofensiva ucraniana de principios de septiembre que liberó una gran porción de la región de Kharkiv. Debido a estos factores, Rusia no puede exigir que Kiev se rinda y tampoco puede exigir que entreguen dos regiones por las cuales se está peleando en estos momentos. No tienen cómo torcerle el brazo a Ucrania aún.
Por ello es que se anunciaron los referendos.
Una vez que se “cuenten” los votos en estas regiones controladas por Rusia veremos que el resultado les será favorable. Rusia anunciará que aceptan los resultados de los referendos y que anexan a Luhansk y Donetsk. Desde ese momento, Rusia dirá que Luhansk y Donetsk son Rusia.
Ucrania seguirá tratando liberar ambas regiones y recuperar su territorio y ahí Rusia podrá decir que, según los resultados de los referendos, Ucrania está traspasando ilegalmente en su territorio (ignorando que Rusia invadió a Ucrania y los referendos probablemente sean fraudulentos).
¿De qué le sirve a Rusia que Luhansk y Donetsk se unan si siguen en guerra?
Ahora que Luhansk y Donetsk serán considerados “Rusia”, es posible que Moscú emplee varias tácticas.
La primera que veremos será el uso de narrativas etno-nacionalistas para motivar a aquellos que aún no se han unido al ejército, justificando también la mobilización general de la población.
Esta táctica sería prioritaria, ya que podría llenar a Donetsk y Luhansk de cientos de miles de reclutas que estarían “defendiendo la patria” pero tiene sus problemas. El primer problema es que sería políticamente desestabilizante ya que los millones de reclutas que serían mobilizados no querían ir a pelear, pues si quisieran ya estarían en Ucrania. Además de tener reclutas que no quieren ir a morir a Ucrania, Rusia no tiene la capacidad para entrenar y prepararlos debido a las pérdidas masivas de vida hasta ahora. No tienen ni suficientes instructores para dar entrenamiento básico a todos debido a que en mayo desarmaron las unidades de entrenamiento y mandaron a los instructores a pelear al frente. Todo esto sin mencionar los costos financieros absurdos y los problemas logísticos de organizar a toda esta gente en unidades sin comandantes y darles los insumos que van a requerir en el campo de batalla.
No, dudo muchísimo que esto funcione y en Moscú lo saben.
Ahí entra la segunda estrategia.
La amenaza nuclear
Lo se, suena absurdo. Más de 30 años después de la caída de la Unión Soviética, parece imposible que alguien se atrevería a tomar una decisión como esta. Desafortunadamente, la realidad es bastante absurda.
Esta mañana, Vladimir Putin se dirigió al pueblo ruso por medio de la televisión nacional. En su discurso, Putin dijo que Occidente y la OTAN desean “desmantelar” Rusia y que Ucrania está tratando de apoderarse de armas nucleares.
En ese contexto, Putin remarcó la importancia de defender a la patria y anunció una mobilización parcial de los reservistas con previa experiencia militar, aproximadamente unos 300.000 hombres. En unas horas los vuelos saliendo de Rusia estaban completamente vendidos y el periodista Amir Tsarfati reportó que las aerolíneas no podían venderle pasajes al extranjero a hombres entre 18 y 65 años de edad a menos que pudiesen demostrar que tenían permiso del Ministerio de Defensa.
Pronto, muchos rusos serán obligados a pelear una guerra que no quieren bajo las desastrosas condiciones logísticas mencionadas en el punto anterior. La defensa convencional de Donetsk y Luhansk no será viable por mucho tiempo.
En este caso, a Rusia le quedarán dos opciones: conceder la derrota o amenazar a Ucrania con el uso de armas nucleares u similares de destrucción masiva.
Conceder derrota no es viable desde el punto de vista de Putin, ya que destruir al ejército ruso y aislar al país para luego perder sería demasiado para los ultranacionalistas. Putin sería visto como un hombre débil, incapaz de llevar a Rusia a la gloria. Una derrota rusa pone a Putin en riesgo de ser reemplazado, incluso violentamente. Por eso, en sus ojos, esto no es una opción y tendrá que tomar el segundo camino.
Precedente asentado
Curiosamente, la amenaza de armas nucleares ya se hizo, aunque de forma sutil.
En junio de 2020, Putin firmó un documento llamado “Los Principios Básicos de Política Estatal de la Federación Rusa en el Ámbito de Disuasión Nuclear”. Dicho documento recoge dos principios críticos que son las condiciones bajo las cuales Rusia se reserva el uso de armas nucleares. Estos son:
Cuando Rusia y/o sus aliados son atacados con armas nucleares o de destrucción masiva.
Cuando Rusia sea atacada con armas convencionales que amenacen con la existencia del estado.
Cuando Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero de 2022, Putin dió un discurso donde dijo que la guerra era:
“…para nuestro país, un tema de vida y muerte, un tema de nuestro futuro histórico como nación. Esto no es una exageración; es un hecho. No solo es una amenaza real a nuestros intereses pero también a la existencia misma de nuestro estado y su soberanía.”
Una vez que Luhansk y Donetsk voten en sus referendos y se unan a la Federación Rusa, Moscú podrá decir que los ataques ucranianos sobre dichos territorios son una amenaza directa a la soberanía nacional. Esta es la razón por la cual Medvedev hizo su propia amenaza recordando a todos que si Rusia es atacada esta podrá utilizar todos los medios disponibles de defensa propia. Esta es la razón por la cuál Putin dijo que Occidente quiere “desmantelar” a Rusia. Esta es la razón por la cual Donetsk y Luhansk serán incorporados ahora de forma tan apresurada mientras aún hay combate.
Todo esto es la amenaza nuclear. Ya está hecha. Quizás nunca digan las palabras textualmente, pero ya han dejado clara su posición.
No pasó nada durante la Guerra Fría, ¿por qué pasaría algo ahora?
En 2012, la RAND Corporation publicó el libro póstumo de la académica francesa Thérèse Delpech titulado “Disuasión Nuclear en el Siglo 21”. En él, Delpech habla sobre cómo el cálculo nuclear es muy distinto en la era moderna a como era en la Guerra Fría.
La primera gran diferencia es que el mundo nuclear ya no es bi-polar, ahora hay muchos más agentes con acceso a armas y material nuclear. Esto también hace que la coordinación de esfuerzos de prevención y disuasión sea más difícil, hay más jugadores con quienes interactuar, más personas cuyas intenciones tienes que predecir e interpretar.
La segunda diferencia es que los líderes modernos nunca han vivido bajo la amenaza nuclear, no mientras han estado en posiciones de liderazgo. Esto los puede llevar a subestimar o sobrestimar la amenaza, llevándolos a cometer errores de cálculo catastróficos.
La tercera diferencia es que Estados Unidos y la Unión Soviética trataban de preservar el status quo por medio de su construcción de arsenales nucleares mientras que, hoy en día, naciones como Irán y Corea del Norte buscan desafiar al status quo.
Los líderes actuales de los diversos actores nucleares (USA, Reino Unido, China, Francia, India, Pakistán, Rusia e Israel*) no están acostumbrados a vivir bajo la amenaza de armas nucleares, haciendo la coordinación de esfuerzos y la predicción de intenciones bien complicada. Encima de eso, Rusia está buscando desafiar el status quo, no preservarlo.
Ucrania ya no es parte de la Unión Soviética, llevan décadas alejándose de Moscú y acercándose políticamente a Europa. Rusia desea cambiar esta situación y pueden fácilmente creer que las armas nucleares son la ficha de negociación perfecta para alcanzar su objetivo.
¿Qué hará Rusia? ¿Estarán dispuestos a usarlas de verdad? ¿Qué harían las demás potencias nucleares en ese caso?
Esto es casi imposible de saber. Son las preguntas que se estarán haciendo cada uno de ellos en este momento.
Yo no se si Rusia está dispuesta a usar armas nucleares, quizás no, pero aún así hay de qué estar preocupados. ¿Qué pasa si las usan? ¿Reaccionaría Estados Unidos? ¿Cómo reaccionarían? ¿Qué harían los demás? ¿Cómo actuaría Rusia si Occidente y China deciden reaccionar?
Aquí hay demasiado potencial para un error de cálculo en lo que es, sin exageración, el asunto más importante para el futuro de la historia humana.
Ya hoy es 21 de septiembre, el referendo de Luhansk está pautado para iniciar este viernes 23 de septiembre. Más pronto que tarde tendremos las respuestas a algunas de las interrogantes pautadas en este punto. Las cosas en Moscú se están calentando bastante y están escalando de una forma que hace unos años no hubiésemos imaginado. Cada día van más rápido los sucesos en Ucrania.
Estos últimos meses de 2022 podrían ser críticos para la historia europea y del mundo.
*Se sospecha, ampliamente, que Israel ha poseído armas nucleares desde la década de 1960. Académicos han notado que la nación mantiene una política considerablemente opaca sobre su capacidad nuclear, haciendo comentarios ambiguos al respecto a lo largo de la historia.