Discordia en la derecha: un vistazo general al estado del partido Republicano
La negativa de Trump de aceptar su derrota en 2020 y la caída de muchos de sus seguidores en los midterms han dejado claro que el GOP debe abandonar MAGA World. No será fácil.
Este post es parte de una serie que podrás encontrar en “Discordia en la Derecha”. El objetivo de esta serie será dar un vistazo al estado actual del partido Republicano de Estados Unidos que se encuentra en una nueva e interesante fase de su crisis de identidad post 2016. En esta primera entrega hablaremos brevemente del panorama general que enfrentan los Republicanos.
Durante la mayoría de la presidencia de Donald Trump vimos al partido Republicano caer en su culto de personalidad, con muchos comentaristas y analistas hablando sobre cómo el GOP estaba “secuestrado” por el magnate. Tras su derrota en las elecciones presidenciales de 2020 quedó evidenciado algo que debió haber sido obvio: no había secuestro, Trump simplemente era útil.
Por ello, una vez que Trump empezó a cantar fraude y a insistir que era posible revertir los resultados electorales por medio de la certificación de votos en el Congreso muchos se le “voltearon”. La realidad es que esos oficiales Republicanos nunca estuvieron dispuestos a seguir a Trump al infierno cómo él, sus seguidores y críticos pensaron. Al final, la mayoría de los políticos Republicanos eran exactamente lo que siempre habían sido: políticos pragmáticos, enfocados más en los éxitos propios y del partido que en los triunfos de un ente externo como era (y es) Donald Trump.
Ya no es 2020 y, pasadas las midterms de este año, todos los ojos están sobre 2024.
Sobrevalorado
Decir que Trump no tiene la capacidad de apelar a una base clara y distinctiva sería irresponsable, subestimar su poder de atracción ante su audiencia es un error grave que cometieron los Republicanos y Demócratas en 2015 pero parece claro que el talismán ha perdido un poco de brillo.
La actitud de Trump acerca de su propio poder de concentrar votos no cambió después de su derrota y destierro de las redes sociales. El hombre se siguió viendo como un kingmaker, capaz de asegurar victoria electoral para cualquier candidato con un simple discurso o uno de sus absurdos — pero siempre interesantes — correos de campaña.
Pero 2022 se está terminando, pasaron los midterms y quedó claro que ese poder ha desaparecido bastante.
De los 21 candidatos seleccionados por Trump para recibir su bendición pública, 10 han perdido, 10 han ganado y queda aún una carrera por decidir.
Tomando solo las carreras decididas vemos un éxito del 50%. Es decir, si nosotros hubiésemos elegido 20 candidatos lanzando una moneda esperaríamos ver resultados similares…
Evidentemente, aquí no hay mucho de lo que estar orgulloso.
Ron DeSantis
Durante las primarias Republicanas de 2015, la élite del partido subestimó la probabilidad de una victoria de Trump. No lo tomaron en serio. Su falta de entendimiento del atractivo de Trump y su desconexión con una porción considerable del electorado llevó a la derrota de los candidatos tradicionales, quienes nunca consideraron unificarse para vencer a Trump.
Ahora en 2022, el GOP cuenta con la perspectiva dada por la experiencia y los errores del pasado. Encima de eso, cuentan con un político fresco, más tradicional pero bien popular para apoyar y unificar las bases del partido en contra de Trump. No es secreto alguno que esta persona es Ron DeSantis, el gobernador de Florida que acaba de asegurar su reelección hasta 2026 ganando por 1.5 millones de votos, lo cual representa una ventaja de 19.4 puntos porcentuales por encima del resultado de su contrincante Demócrata.
Sin embargo, es importante que recordemos que una victoria en Florida no implica victoria en Estados Unidos. DeSantis es popular en su estado pero eso no significa que será exitoso en el escenario nacional. Claro debe estar que su perfil es bastante positivo para un partido que busca distanciarse de un Trump que parece haber perdido gran parte de su valor comercial pero el nivel de alcance que DeSantis puede llegar a tener camino a las presidenciales está aún por verse.
¿Qué significa todo esto para los Demócratas?
La división de tu rival siempre te es favorable, eso es obvio, pero la situación de los Republicanos es bastante interesante.
Hay varios escenarios a destacar, estos escenarios se volverán más interesantes mientras más nos vayamos acercando a las primarias del GOP.
Primero, los Demócratas estaban bastante divididos en 2019, con 29 personas anunciando campañas presidenciales previo a las primarias que al final fueron reducidos a 8 candidatos reales. ¿Qué diferencia tiene esto con el GOP hoy en día? Bueno, los Demócratas tenían un factor unificador: Donald Trump.
Fue gracias a lo increíblemente controversial que es Trump que los Demócratas se organizaron para votar por el ganador de las primarias: Joe Biden.
En cualquier otro contexto, dudo muchísimo que los Demócratas hubiesen votado por Joe Biden. Gracias a Trump, los Demócratas aceptaron un político aburrido y tradicional como Biden para ser su caballo. La gente necesitaba un poco de status quo después de el revuelo que causó la llegada de Trump a la Casa Blanca.
Mientras que Trump ha perdido un poco de poder desde el lado Republicano, creo (firmemente) que sigue siendo igual de poderoso que antes desde el punto de vista de los Demócratas. Los grandes medios noticieros que se inclinan más a la izquierda aún ven a Trump como una figura apocalíptica. La base Demócrata se siente igual. Así mismo se sienten los comediantes, analistas e influencers Demócratas. El mejor escenario para los Demócratas es que Trump sea el candidato de los Republicanos.
El segundo escenario es que DeSantis se lance, gane las primarias y Trump acepte su derrota. Este es el mejor para el GOP y el más rudo para los Demócratas. DeSantis es un político interesante y, siendo el candidato único de su partido, tiene posibilidades serias de ganar, aprovechando atraer a los votantes Republicanos tradicionales y la base de Trump si este reconoce su derrota. Esto sólo funciona si Trump acepta perder las primarias.
El tercer escenario es uno donde se lanza DeSantis, gana las primarias pero Trump no acepta su derrota. No se si Trump se lanzaría como “independiente” pero si Trump dice que el partido hizo trampa podría dividir fuertemente los votos de DeSantis, favoreciendo a los Demócratas.
La conclusión general es la misma que en 2020: a los Demócratas les cae buenísimo Trump.
La segunda parte de esta serie se publicará la semana que viene y tratará la crisis actual desde el punto de vista de los influencers y comentaristas políticos del ecosistema conservador en Estados Unidos.